Quirónsalud
Blog del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid
Ha llegado el verano, época del año donde aumentan de forma significativa las consultas por picaduras de insectos y las dudas sobre si se es o no alérgico a ellas.
Existe una patología cutánea directamente provocada por la picadura de insectos (en la mayoría de los casos mosquitos), llamada urticaria papular de la que nos vamos a ocupar en este capítulo.
La urticaria papular se caracteriza por la aparición de lesiones papulares (bultos o protuberancias) que pican mucho y que persisten en el tiempo, es decir no desaparecen en pocos días como la mayoría de las picaduras. La duración es variable y puede oscilar de varios días a varias semanas e incluso meses. En algunos casos, una picadura nueva puede provocar reactivación de picaduras antiguas y picor por todo el cuerpo y reactivarse estacionalmente durante varios años. En algunos pacientes, pueden aparecer ampollas y cicatrices residuales por el rascado intenso debido al prurito severo asociado.
En nuestro medio, las épocas del año cuando es más frecuente ver esta patología son primavera y verano que es cuando los insectos suelen tener mayor actividad.
Este tipo de urticaria suele estar provocada porque la persona tiene una mayor sensibilidad al veneno de los insectos, siendo los más implicados: mosquitos, chinches y pulgas. Es una patología molesta que puede afectar seriamente la calidad de vida de quien la sufre por el intenso picor asociado pero afortunadamente no suele existir peligro de reacción grave con compromiso respiratorio o cardiovascular, como sí ocurre en las anafilaxias por picaduras de avispa o abeja.
Ante la sospecha de este tipo de lesiones, será necesario acudir a consultas de Alergología para valoración y asesoramiento en el tratamiento y prevención.
La medida más eficaz es la prevención de la picadura, a veces algo complicado en la vida real. Recordemos algunas medidas a tener en cuenta:
Una vez que ya no hay remedio y el paciente está sufriendo la urticaria, será necesario pautar tratamiento que controle el picor y la aparición de nuevas lesiones. Los tres pilares de tratamiento serán:
Ante cualquier duda, consultar con Alergología.
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El 8 de julio se celebra el Día Mundial de la Alergia para dar a conocer o concienciar a la población de esta patología.
La alergia es una reacción anómala del sistema inmunitario que reacciona frente a sustancias provenientes del exterior que llamamos alérgenos. Estos alérgenos pueden ser cosas tras inocuas como un polen, ácaros del polvo, hongos, animales, alimentos o medicamentos.
La alergia afecta a más de 8 millones de personas en el mundo y según la Organización Mundial de la Salud se estima que más del 30% de la población mundial puede tener algún tipo de alergia. La alergia va en aumento cada año y se postulan diferentes causas como la genética, cambio climático o contaminación ambiental.
Los pólenes que causan síntomas más frecuentes en nuestro país son los de las gramíneas, olivo, árbol del plátano y cupresáceas. Los alimentos que causan más alergia en los niños son la leche y el huevo y en los adultos los frutos secos, marisco y alimentos de origen vegetal. En cuanto a los medicamentos vemos más alergia a antiinflamatorios no esteroideos y antibióticos B-lactámicos (penicilina y derivados).
Los síntomas de una alergia son muy variados y pueden consistir en una rinitis, conjuntivitis, asma bronquial, urticaria, angioedema o incluso una anafilaxia que puede llegar a comprometer la vida del paciente.
Cuando una persona sospeche una alergia es importante que acuda al médico especialista, el alergólogo, para que le realice una buena historia clínica, le haga las pruebas necesarias y le instaure el tratamiento más adecuado para cada caso.
El tratamiento puede consistir en la toma de antihistamínicos, aplicación de colirios o spray nasal, tratamiento tópico con corticoides, inhaladores para el asma o inmunoterapia especifica. La inmunoterapia es el único tratamiento que puede modificar el curso de la enfermedad y se hace a medida para cada paciente.
El tratamiento para la alergia ha avanzado también en los últimos años y hoy en día disponemos de tratamientos tan especializados como la desensibilización a medicamentos y alimentos que deben ser realizados por profesionales expertos en estas técnicas.
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La alergia es una respuesta anómala de nuestro sistema inmunológico, que trata de defendernos frente a sustancias que son inofensivas, a las que estamos expuestos continuamente y que deberíamos tolerar, como pólenes, ácaros, epitelios de animales, hongos o alimentos.
Esta respuesta "defensiva", puede producir síntomas como la rinitis o conjuntivitis, que pueden llegan a alterar la vida diaria, y también pueden provocar síntomas más graves como el asma y la anafilaxia.
Los tratamientos con medicamentos como antihistamínicos, inhaladores o corticoides controlan los síntomas, pero no consiguen la curación del proceso.
La inmunoterapia (vacuna) es el único tratamiento que persigue la curación de la alergia
Consiste en administrar de forma controlada y repetida extractos que contienen la sustancia a la que el paciente es alérgico y así modificar su respuesta inmune frente a ella, con lo que se consigue disminuir o suprimir los síntomas tras la exposición.
Disponemos de vacunas para numerosas sustancias inhaladas (pólenes, ácaros, algunos animales, hongos), insectos (avispa, abeja), látex y algunas proteínas vegetales (melocotón).
Su eficacia se ha demostrado en numerosos estudios. En el caso de alergia a inhalantes (pólenes, ácaros, epitelios animales, hongos) consiguen disminuir los síntomas y las posibilidades de desarrollar asma. En el caso de la alergia a avispas o abejas se consigue curar hasta al 90 % de los vacunados
Los extractos son elaborados por distintos laboratorios altamente especializados y su composición es individualizada para cada paciente, según las instrucciones del alergólogo basándose en el estudio realizado previamente en la consulta de alergia. (síntomas, pruebas alérgicas y pruebas en laboratorio)
Disponemos cada vez de mejores extractos, más eficaces, más seguros y con pautas más fáciles para el paciente.
Se pueden administrar a aquellas personas que tengan síntomas y cuyas pruebas alérgicas concuerden con ellos. No está indicado vacunar a pacientes con pruebas positivas pero que no tienen síntomas, ni cuando haya síntomas sugestivos pero las pruebas sean negativas.
La administración debe ser mantenida durante varios años para conseguir su máxima eficacia, normalmente entre 3 y 5 años. Las pautas más habituales no se interrumpen en ningún momento del año, excepto que el paciente esté presentando síntomas muy intensos en la fecha programada para recibir las dosis.
Existen extractos para administración subcutánea y sublingual (en gotas o comprimidos) y también otras vías como la intradérmica que están disponibles de forma más limitada.
La administración subcutánea se realizará siempre en centros sanitarios por personal entrenado, ya que es importante que la técnica de administración sea correcta, en la cara externa del brazo, a una distancia intermedia entre el codo y hombro.
La vacuna sublingual, se recibe en el domicilio, depositando el extracto debajo de la lengua y reteniéndolo unos dos minutos antes de tragar.
La eficacia es similar para ambas vías, y se optará por una u otra según la composición del extracto y las características del paciente.
La seguridad de las vacunas es muy alta y existen pocas contraindicaciones para su uso.
Las reacciones adversas más frecuentes son las reacciones locales.
En el caso de las dosis subcutáneas se localizan en la zona de la inyección (enrojecimiento, hinchazón) y normalmente ceden espontáneamente. Si generan molestias se puede aplicar frio en la zona y tomar antihistamínicos. Tras cada dosis, el paciente debe permanecer en observación unos 30 minutos. No se debe aplicar calor en la zona y se recomienda no realizar ejercicio físico intenso, al menos dos horas después de su administración.
En cuanto a las vacunas sublinguales las reacciones locales, generalmente son muy leves, como picor o leve hinchazón oral y suelen desaparecer al cabo de varias dosis.
Las reacciones adversas sistémicas son muy infrecuentes pero posibles, ya que estamos administrando un extracto que contiene aquello a lo que el paciente es alérgico.
La vacuna en el caso de los niños se indica, en general, a partir de los cinco años, edad a partir de la que se considera que el sistema inmunitario se ha desarrollado adecuadamente para conseguir una mejor respuesta y transcurrido el tiempo que nos permite identificar correctamente la sustancia implicada.
Las vacunas se conservarán en la nevera, preferiblemente en la puerta, pudiendo estar fuera de ella unas 6-8 horas, siempre que no se expongan a mucho calor. No se deben congelar ya que se inutilizan.
En este post vamos a profundizar en un tema ya comentado y motivo frecuente de consulta de alergia en el niño; la alergia a las proteínas de la leche.
Como ya sabéis, la alergia a la leche de vaca es, junto a la alergia a huevo de gallina, la alergia alimentaria más frecuente en el niño.
En nuestra cultura y tipo de dieta, supone la primera alergia en aparecer al ser la leche de vaca el primer alimento que ingiere el lactante cuando no realiza lactancia materna.
Las fórmulas lácteas artificiales con las que se alimenta al lactante están elaboradas a partir de leche de vaca por ser ésta la que más se aproxima a la leche materna en cuanto a su composición en azúcares, grasas y proteínas.
Las responsables de las reacciones alérgicas a la leche (como en cualquier otro alimento) son las "proteínas". Por eso hablamos de Alergia a Proteínas de Leche de Vaca y que abreviamos con las siglas APLV.
La leche de vaca contiene varias clases de proteínas, pero las que tienen mayor importancia desde el punto de vista alergénico son tres:
Estas últimas proteínas, las caseínas, serán las protagonistas de la entrada de hoy.
La caseína es la fracción proteica más alergénica de la leche.
Una elevada sensibilización a caseína suele ser indicativo de reacciones alérgicas severas y mal pronóstico en cuanto a la curación espontánea de la alergia a leche.
Pero la característica de las caseínas que hoy queremos señalar y que da forma a este post es que se encuentran en "todas las especies de mamíferos".
Esta ubicuidad y su gran homología son las responsables de la reactividad cruzada entre las leches de distintos mamíferos. Es decir, que siendo alérgicos a la leche de vaca podemos tener reacciones con la ingesta de leche o derivados de cabra, oveja, búfala…
Esa es la cuestión que queremos matizar y que a diario explicamos a nuestros pacientes alérgicos a proteínas de leche de vaca en la consulta.
De hecho, en aquellos niños que superan la alergia a leche de vaca mediante el tratamiento de desensibilización suele persistir la alergia a cabra y oveja. Estos pacientes desensibilizados reciben instrucciones precisas para evitar los accidentes con derivados de leche de cabra y oveja que suelen ocurrir con quesos (en pizzas, bocadillos) y dulces (tartas, helados) y hacemos gran hincapié en esta advertencia ya que las reacciones alérgicas en estos casos suelen ser severas.
Pues bien, dicho esto os damos a conocer una salvedad; hay casos especiales en los que la alergia se debe exclusivamente a leche de cabra y oveja sin que exista o haya existido nunca alergia a leche de vaca.
Estas situaciones son singulares porque ocurren en niños (¡y adultos!) con el mismo tipo de dieta que el resto de la población, con ingesta predominante de leche de vaca y en menor proporción de derivados de cabra y oveja y que sin embargo reconocen como alérgenos exclusivamente a las caseínas de la cabra y de la oveja.
La importancia de estos casos es, como hemos mencionado, que las reacciones alérgicas que se producen suelen ser severas (anafilaxias) que requieren asistencia urgente y con frecuencia uso de adrenalina.
El estudio alergológico para determinar la existencia de alergia a caseínas de cabra y oveja es similar al estudio de cualquier otra alergia alimentaria. En la consulta de alergia se realizan las pruebas cutáneas (prick-test) con extractos de leche de cabra y oveja, directamente con el alimento (prick by prick) y se determinan anticuerpos de alergia en sangre (IgE específica) frente a leche de cabra y oveja. Tras los resultados obtenidos se determina la conveniencia de realizar test de provocación contralada en el Hospital de Día de Alergia con leche de cabra y oveja en días separados. Esta última será la prueba definitiva que confirme o descarte la alergia a caseínas.
Con esta explicación pretendemos hoy alertaros frente a la existencia de esta alergia alimentaria específica y resolver la duda que a veces planteais en consulta; en principio y hasta que el alergólogo no demuestre lo contrario todo niño con alergia a proteínas de leche de vaca debe evitar la ingesta de leche de cabra, oveja y resto de mamíferos.
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La previsión para Madrid es que esta primavera 2024 sea muy intensa. Según nos ha comunicado la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), "este año se prevé que, con motivo de las temperaturas tan altas que se han registrado al inicio del año y la gran cantidad de precipitaciones que ha habido en el mes de febrero, el polen se mantenga más tiempo en el ambiente: lo que puede provocar que los síntomas de la alergia sean más persistentes".
Por eso si tu hijo es alérgico al polen primaveral, hay que prepararse para que no te pille desprevenido. Aquí te dejo una pequeña lista para revisar:
Espero que preparándote bien, las molestias del polen primaveral afecten lo menos posible en el día a día de tu hijo, y recuerda que si no controla bien los síntomas con su tratamiento pautado debes contactar con tu alergólogo habitual para que valore otras opciones o ajuste su tratamiento.
Lourdes Pérez González, alergóloga del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Se dará información y se resolverán dudas sobre las alergias en niños en especial a las alergias alimentarias
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