Las 5 enfermedades más típicas del verano en niños

Las 5 enfermedades más típicas del verano en niños

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20 de junio de 2024
Hospital Quirónsalud Badalona

Se acerca el verano y, con él, las deseadas vacaciones. Llegan los meses de calor, buen tiempo, días largos y tiempo de ocio para disfrutar en familia. Pero con ello, aparecen también algunas enfermedades y molestias como consecuencia de las características de la época: aumento de las temperaturas, más tiempo al aire libre, viajes, etc. "Durante el verano y las vacaciones nuestros hábitos cambian y también los hacen los de los niños. La realización de más actividades al aire libre, la mayor exposición solar y a altas temperaturas y el cambio de hábitos alimenticios puede provocar el aumento de ciertas enfermedades en los más pequeños", afirma el Dr. Sergio Pinillos, responsable asistencial de Pediatría del Hospital Quirónsalud BadalonaEste enlace se abrirá en una ventana nueva.


¿Cuáles son las enfermedades más típicas del verano?

  • Otitis externa: una de las enfermedades más comunes entre los más pequeños en verano asociada, principalmente, a los frecuentes baños en piscinas y en el mar. También conocida como otitis del nadador o de las piscinas, se trata de una infección en el conducto auditivo externo causada por la acumulación de agua en el oído. Este exceso de humedad propicia el crecimiento de determinadas bacterias y ocasiona la otitis. "Las otitis se manifiestan como un dolor localizado en el oído que puede llegar a ser muy molesto. En un 90% de los casos, suelen ser unilaterales, es decir, afectan a un único oído", afirma el Dr. Pinillos. "En caso de producirse, es necesario acudir al pediatra para que éste valore la necesidad y el tipo de tratamiento" prosigue el especialista. Una vez se ha instaurado el cuadro, es importante evitar el contacto del oído con el agua durante el tratamiento.
  • Gastroenteritis: otra de las enfermedades especialmente protagonistas en verano es la gastroenteritis. Sus síntomas son los vómitos y/o la diarrea, y en ocasiones fiebre. Las gastroenteritis pueden ser de causa vírica, siendo estas muy contagiosas, y en ocasiones bacterianas, a veces relacionadas con alimentos en mal estado, por mala conservación, como es el caso de las infecciones por Salmonella, siendo en estas situaciones menos frecuente la aparición de fiebre. Los causantes más comunes de esta patología son las bacterias presentes en los alimentos, un incremento notable de la ingesta de alimentos y el consumo de alimentos en mal estado. "Frecuentemente esta patología "veraniega" no acostumbra a cursar con gravedad y puede superarse con una correcta hidratación, sin necesitar habitualmente una dieta especial", señala el Dr. Pinillos. La prevención, como es el lavado de manos y la adecuada conservación de los alimentos, resulta de gran importancia. Una vez inician los síntomas, mantener una adecuada hidratación (idealmente con fórmulas específicas de rehidratación oral) es básica, debiendo acudir al pediatra cuando la tolerancia de líquidos no es adecuada.
  • Conjuntivitis: "la conjuntivitis irritativa o infecciosa es muy común en los niños en la época de verano debido a la exposición a agentes externos como el agua de la piscina o del mar y la arena", detalla el pediatra. La conjuntivitis provocada, principalmente por virus o bacterias, se presenta con picor, irritación de ojos con enrojecimiento y en ocasiones secreción. Se trata de una enfermedad contagiosa, por lo que, al contraerla, es importante extremar la higiene de manos y no compartir toallas u otros utensilios. Los lavados con suero fisiológico suponen el tratamiento principal, siendo en ocasiones necesario el tratamiento antibiótico tópico, por lo que es importante acudir al pediatra para para su valoración en caso de persistencia de los síntomas.
  • Insolación, quemaduras y golpes de calor: son tres de los riesgos del verano con los que hay que tener más cuidado, especialmente cuando se trata de niños. La exposición prolongada al sol es la principal causante de las quemaduras solares y de la insolación. Una exposición excesiva puede causar un enrojecimiento de la piel que cursa con picor y dolor al tocar la zona. Habitualmente se trata de quemaduras que no son graves, pero que ponen en riesgo la salud de la piel de los pequeños a largo plazo. Los niños pequeños (debe evitarse en menores de 6 meses) y aquellos con piel clara, tienen un mayor riesgo. La prevención mediante el empleo de protección solar, idealmente con factor de protección superior a 30, que repondrá cada 2 horas, y limitar la exposición entre las 10:00 y las 16:00h,es la mejor estrategia para su prevención. Si la quemadura no desaparece al cabo de unos días aplicándole hidratación, será necesario acudir al pediatra. Por otro lado, estar demasiado tiempo bajo el sol puede causar insolación, una afectación que se manifiesta con dolor de cabeza, sed, calambres musculares y sudoración. Síntomas similares a los del golpe de calor, pero que no deben confundirse. El golpe de calor puede producirse sin haber estado expuesto directamente al sol, pero si a temperaturas elevadas, también por una hidratación inadecuada o un ejercicio físico intenso. Entre sus síntomas, destacan la sensación de mareo, vómitos, somnolencia, irritabilidad, incluso fiebre. "Ambos casos se presentan con mayor frecuencia en niños pequeños de entre 3 y 5 años y son especialmente graves en menores de 1 año, puesto que las características fisiológicas de los bebés no regulan correctamente las subidas de temperatura al no tener maduros los mecanismos de defensa", indica el Dr. Pinillos. "Si sospechamos que nuestros hijos sufren un golpe de calor o una insolación, es importante acudir al pediatra", recuerda el pediatra. El principal tratamiento es su prevención.
  • Picaduras: mosquitos, abejas, avispas, medusas, arañas… En verano estamos más expuestos a las picaduras de insectos y de otros animales y, pese a que habitualmente suelen ser lesiones poco graves, son causantes de una gran incomodidad y dolor. Generalmente las picaduras ocasionan enrojecimiento, hinchazón y picazón de la zona afectada, además, en el caso de las medusas éstas causan también escozor. La mayoría de las veces no es preciso otro tratamiento Para calmar los síntomas es recomendable aplicar frío local y, en el caso de la picadura de medusa, limpiar previamente la zona con la propia agua del mar y aplicar un paño caliente para neutralizar el veneno antes de aplicar frío local. "Siempre, sin excepción, en el caso que haya una reacción alérgica ante cualquier picadura será necesaria una valoración médica", afirma el Dr. Pinillos.

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