Aneurisma cerebral
¿Cómo es la vida después de un aneurisma cerebral? Toda la información sobre las causas, los tratamientos y las complicaciones de esta enfermedad.
Síntomas y causas
Un aneurisma cerebral, o aneurisma intracraneal, es un abombamiento o dilatación anormal en la pared de un vaso sanguíneo del cerebro, originado por la presión que ejerce el flujo sanguíneo sobre una zona debilitada de la pared. La pared del aneurisma es fina y débil por lo que puede filtrar o romperse y causar sangrado en el cerebro (accidente cerebrovascular hemorrágico), una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato para detener la hemorragia y evitar el daño cerebral.
Según su forma, los aneurismas cerebrales se clasifican en:
- Aneurisma sacular o aneurisma en baya: el tipo más común. Tiene forma de saco redondo y sobresale de la arteria principal o de una de sus ramas. Suele formarse en las arterias de la base del cerebro.
- Aneurisma fusiforme: el abombamiento afecta a toda la zona débil del vaso sanguíneo.
- Aneurisma disecante: la sangre penetra a través de un desgarro existente en la pared arterial, separando sus capas y abombando su contorno.
De acuerdo al tamaño, pueden ser:
- Pequeños: inferiores a 11 milímetros, son la mayoría.
- Grandes: entre 11 y 25 milímetros.
- Gigantes: superiores a 25 milímetros.
Síntomas
No suelen presentarse síntomas de un aneurisma cerebral no roto. Pero, si el aneurisma ejerce presión sobre los nervios o el tejido cerebral, habitualmente se manifiesta lo siguiente:
- Dolor en el ojo.
- Pupilas dilatadas.
- Dificultad en la visión o visión doble.
- Entumecimiento en un lado de la cara.
Si el aneurisma se rompe, los síntomas pueden incluir:
- Dolor de cabeza repentino y extremadamente intenso.
- Pérdida de la visión, visión borrosa o doble.
- Dolor y rigidez en el cuello
- Náuseas y vómitos.
- Párpado caído.
- Zumbido en los oídos.
- Convulsiones.
- Desorientación.
- Somnolencia.
- Debilidad muscular.
- Entumecimiento o disminución de la sensibilidad en cualquier parte del cuerpo.
- Pérdida del conocimiento.
Causas
La causa del aneurisma cerebral es el afinamiento o la debilitación de las paredes vasculares. El origen puede ser:
- Congénito: aneurisma presente desde el nacimiento.
- Infecciones bacterianas o fúngicas en la pared vascular (el llamado aneurisma micótico).
- Enfermedades que dañen o debiliten los vasos sanguíneos: arterioesclerosis, hipertensión, enfermedad renal poliquística o trastornos hereditarios del tejido conectivo.
- Malformaciones arteriovenosas en el cerebro.
- Traumatismos craneales que lesionen la pared vascular.
Factores de riesgo
Además de padecer las enfermedades que pueden originarlo, los factores de riesgo de un aneurisma cerebral son los siguientes:
- Antecedentes familiares.
- Tabaquismo: afecta al flujo sanguíneo.
- Consumo de drogas: aumentan la presión arterial. Además, su consumo intravenoso puede provocar una infección que derive en un aneurisma micótico.
- Abuso del alcohol: su consumo excesivo eleva la presión arterial.
- Edad: los aneurismas cerebrales son más frecuentes en adultos de 30 a 60 años.
- Sexo: son más comunes en las mujeres.
Complicaciones
La principal complicación de un aneurisma cerebral es su rotura, que puede provocar situaciones que causen daños cerebrales graves e incluso la muerte:
- Accidente cerebrovascular hemorrágico (sangrado o derrame): suele producirse en el espacio entre el cerebro y los tejidos que lo recubren (hemorragia subaracnoidea). Asimismo, puede haber un nuevo sangrado en un aneurisma ya perforado.
- Vasoespasmo: contracción de los vasos sanguíneos cerebrales que limita el flujo sanguíneo.
- Hidrocefalia: acumulación de líquido en el interior del cerebro porque el sangrado bloquea el movimiento del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal.
- Cambios en el nivel de sodio de la sangre: debido al daño en el hipotálamo.
Prevención
Para prevenir la aparición de aneurismas cerebrales deben evitarse los factores de riesgo asociados, tratando y controlando las enfermedades subyacentes y manteniendo un modo de vida saludable. Asimismo, una vez detectado un aneurisma, se debe hacer un seguimiento regular para controlar su evolución.
¿Qué médico trata el aneurisma cerebral?
El aneurisma cerebral es diagnosticado y tratado por especialistas en Radiodiagnóstico, Neurología y Neurocirugía.
Diagnóstico
El diagnóstico de un aneurisma requiere la realización de distintas pruebas para observar su ubicación y estado:
- Tomografía computarizada: radiografía especializada con la que se obtienen imágenes bidimensionales del cerebro.
- Angiografía cerebral: mediante un catéter, se introduce un líquido de contraste en los vasos sanguíneos para tomar radiografías.
- Resonancia magnética: se obtienen imágenes detalladas del cerebro mediante el uso de campos magnéticos y ondas de radio.
- Angiografía por resonancia magnética: ofrece imágenes detalladas de los vasos sanguíneos sin necesidad de utilizar catéter.
- Punción lumbar: si existen síntomas de rotura de un aneurisma pero las imágenes no muestran evidencia de sangrado, se realiza la punción para analizar la presencia de glóbulos rojos en el líquido cefalorraquídeo.
Los aneurismas cerebrales sin rotura ni síntomas suelen detectarse de forma casual al realizar estas pruebas por otras razones.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento varían según la edad y la condición del paciente y el tamaño, tipo y ubicación del aneurisma.
Existen varias opciones para el tratamiento de un aneurisma cerebral:
- Fármacos para reducir los síntomas relacionados o los riesgos de accidente cerebrovascular.
- Clipado microvascular: se coloca un clip metálico permanente para reducir el flujo sanguíneo al aneurisma.
- Embolización endovascular: se rellena el aneurisma con distintos materiales para evitar que entre más sangre y eliminar el riesgo de rotura.
- Desviación del flujo: se coloca una endoprótesis en el vaso sanguíneo para desviar el flujo sanguíneo del aneurisma.
Si el aneurisma se rompe, se requiere hospitalización urgente y la realización de varios procedimientos:
- Drenaje ventricular cerebral para disminuir la presión por exceso de líquido cefalorraquídeo.
- Cirugía de derivación para crear un canal que drene el líquido hasta el abdomen.
- Angioplastia para expandir el vaso sanguíneo estrechado por un vasoespasmo.
- Fármacos para mitigar el dolor de cabeza, frenar las convulsiones o dilatar los vasos sanguíneos.
- Terapia de rehabilitación para intentar reparar los daños cerebrales causados.