Abortos de repetición

¿Son los abortos de repetición un síntoma de infertilidad? Toda la información sobre los abortos recurrentes: causas, pruebas y tratamientos.

Síntomas y causas

Se habla de aborto de repetición, o aborto recurrente, cuando la mujer ha sufrido al menos tres pérdidas gestacionales espontáneas consecutivas antes de la semana 20 de gestación. No hay un problema de esterilidad, ya que la concepción sí es posible, sino de infertilidad, porque el embarazo no llega a término.

Se distinguen dos tipos de abortos de repetición:

  • Aborto de repetición primario: no se ha conseguido llevar ningún embarazo a término.
  • Aborto de repetición secundario: se ha concebido un hijo previamente que ha nacido vivo.

A pesar de que el aborto espontáneo durante el primer trimestre es una complicación frecuente que no tiene por qué impedir la consecución de un embarazo posterior, cuando se producen abortos recurrentes consecutivos es una señal que apunta a algún problema o patología subyacente que impide la concepción.

Síntomas

El aborto de repetición presenta los mismos síntomas que cualquier aborto espontáneo. En ocasiones, este se produce sin síntomas, pero normalmente se manifiesta con:

  • Sangrado vaginal o manchado.
  • Dolor o calambres intensos en la zona pélvica, el abdomen o en la parte baja de la espalda.
  • Frecuencia cardiaca rápida.
  • Expulsión de líquido o tejido por la vagina.

Causas

Aunque en un elevado porcentaje de casos no se logra determinar qué provoca los abortos recurrentes, las causas posibles son:

  • Alteraciones genéticas en el embrión: existen anomalías cromosómicas, presentes en los genes o que se producen durante el desarrollo fetal, que dan lugar a un embrión no viable.
  • Anomalías en el útero: la presencia de malformaciones congénitas, miomas, pólipos o lesiones puede dificultar el desarrollo del feto. Las alteraciones del endometrio también pueden provocar un aborto espontáneo.
  • Problemas inmunológicos: el síndrome antifosfolípido es un trastorno autoinmune que provoca coágulos que a veces llegan a la placenta e interrumpen el flujo de sangre al feto, causando la pérdida gestacional. Las afecciones trombofílicas pueden producir el mismo efecto. En otras ocasiones, los mecanismos maternos de modulación de la inmunidad no funcionan, por lo que el organismo no reconoce al feto como propio y libera anticuerpos para rechazarlo (denominados células Natural Killer, NK).
  • Alteraciones hormonales: los trastornos tiroideos, el déficit de progesterona, el síndrome del ovario poliquístico, la diabetes o el exceso de hormona prolactina pueden causar la interrupción del embarazo, aunque no son una causa frecuente.

Factores de riesgo

Existen diferentes factores que aumentan la probabilidad de la mujer de sufrir abortos recurrentes:

  • Edad: a partir de los 40 años, el riesgo de sufrir un nuevo aborto espontáneo aumenta hasta el 50 %.
  • Antecedentes de aborto espontáneo.
  • Consumo de sustancias nocivas como alcohol, tabaco, cafeína o drogas.
  • Exposición a tóxicos ambientales como radiación o metales pesados.
  • Obesidad o infrapeso.

Complicaciones

Además del profundo impacto emocional para ambos progenitores, que puede causar estados de ansiedad y depresión, un aborto espontáneo puede acarrear consecuencias médicas graves para la madre, como infecciones o hemorragias. Asimismo, los abortos de repetición pueden derivar en problemas de fertilidad a largo plazo.

Prevención

Se pueden tomar algunas medidas para disminuir el riesgo de aborto de repetición:

  • Tomar ácido fólico y otros suplementos vitamínicos para el embarazo.
  • Llevar un estricto control médico del siguiente embarazo tras un primer aborto.
  • Llevar una dieta sana.
  • Mantener un peso saludable.

¿Qué médico trata los abortos de repetición?

Los abortos recurrentes son evaluados y tratados por los especialistas en Ginecología y Obstetricia y en Reproducción asistida.

Diagnóstico

En cuanto se producen tres abortos espontáneos consecutivos, o incluso dos, se deben realizar algunas pruebas a ambos progenitores, para determinar la causa subyacente:

  • Análisis hormonal de la mujer para comprobar el nivel de prolactina y progesterona, además del funcionamiento de la tiroides.
  • Estudio de trombofilias para observar factores de coagulación alterados.
  • Estudio inmunológico para detectar la presencia de anticuerpos antifosfolípidos y células NK.
  • Pruebas de imagen, como ecografía, histerosalpingrafía o histeroscopia, para observar la cavidad uterina e identificar malformaciones o lesiones.
  • Biopsia endometrial para examinar la estructura de las células del endometrio.
  • Estudio de fragmentación del ADN de los espermatozoides: se estudia la estructura del ADN de los espermatozoides de una muestra de semen para comprobar si existen lesiones o roturas.
  • FISH de espermatozoides (hibridación in situ fluorescente): mediante sondas fluorescentes se identifican anomalías en la dotación cromosómica de los espermatozoides.
  • Estudio del cariotipo de la mujer y del hombre para identificar anomalías en el número o la estructura de los cromosomas.

Tratamiento

El tratamiento seleccionado depende de los resultados de las pruebas de diagnóstico:

  • Cirugía para corregir malformaciones en el útero.
  • Medicación para regular los desequilibrios hormonales.
  • Anticoagulantes en caso de síndrome fosfolípido o trombofilias.
  • Progesterona en los abortos recurrentes sin causa aparente.
  • Técnicas de reproducción asistida cuando los abortos de repetición son causados por anomalías genéticas:
    • Fecundación in vitro (FIV): los óvulos y los espermatozoides se extraen y se fecundan e incuban en el laboratorio, para implantar después el embrión resultante en el útero de la mujer. La inyección intracitoplasmática de espermatozoides es una variante de la FIV en la que se selecciona un espermatozoide y se introduce en el interior del óvulo directamente.
    • Diagnóstico genético preimplantacional (DGP): se realiza una biopsia a los embriones en incubación para extraer varias células y estudiar su ADN. De esta forma, se pueden descartar los embriones con alteraciones genéticas y seleccionar los embriones genéticamente sanos que se van a implantar.
    • Donación de gametos: si no se puede identificar la causa genética o si no se obtienen embriones viables tras el DGP, se puede recurrir a la donación de óvulos o de espermatozoides.