Síncopes

¿Por qué se produce un síncope? Toda la información sobre las causas, los tipos y los síntomas de este trastorno.

Síntomas y causas

Se denomina síncope a la pérdida brusca y transitoria del conocimiento y del tono postural, de duración breve y recuperación espontánea. Es un trastorno muy frecuente a cualquier edad, generalmente de naturaleza benigna y autolimitada, aunque también puede ser un indicador de una afección subyacente.

Síntomas

El síncope viene precedido por un conjunto de síntomas denominados presíncope, que también pueden presentarse sin acabar en pérdida del conocimiento. Los más frecuentes son:

  • Palidez.
  • Aturdimiento.
  • Estrechamiento del campo de visión (visión en túnel).
  • Calor.
  • Sudoración fría.
  • Náuseas.
  • Visión borrosa.
  • Pulso débil.
  • Dilatación de las pupilas.
  • Respiración superficial.
  • En ocasiones, sacudidas musculares involuntarias.

Causas

El síncope se debe a una disminución en la perfusión arterial cerebral, es decir, en el flujo sanguíneo que llega al cerebro. En función de la causa de esta disminución, se clasifican los siguientes tipos de síncope:

  • Síncopes neuromediados, autonómicos o reflejos: causados por una disfunción transitoria de los reflejos que controlan la tensión arterial y la frecuencia cardiaca (el sistema nervioso autónomo).
    • Síncope vasovagal o neurocardiogénico: ante determinados desencadenantes, la frecuencia cardiaca se ralentiza y los vasos sanguíneos de las piernas se dilatan. Esto hace que la sangre se acumule en las piernas y la presión arterial disminuya, lo que reduce el flujo de sangre al cerebro. Es el más frecuente. Los desencadenantes comunes son:
      • Dolor.
      • Calor.
      • Visión de la sangreopérdida de sangre (síncope por venopunción).
      • Nerviosismo, miedo o agobio.
    • Síncope por hipotensión ortostática: la presión arterial desciende de forma brusca al ponerse de pie porque, por efecto de la gravedad, la sangre tiende a mantenerse en las piernas y el abdomen. Suele tratarse de un presíncope, sin pérdida completa del conocimiento. En ocasiones, existe una afección subyacente que lo causa:
      • Deshidratación.
      • Hipotensión posprandial: bajada de la presión arterial después de la ingesta.
      • Trastornos endocrinos, como diabetes, insuficiencia suprarrenal o afecciones tiroideas.
      • Enfermedades del sistema nervioso, como Párkinson, amiloidosis o atrofia multisistémica.
    • Síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS): al estar de pie se produce un aumento de la frecuencia cardiaca y una inestabilidad de la presión arterial como compensación a la hipotensión ortostática. Es la principal causa de intolerancia al ejercicio. Es frecuente en adolescentes, y suele mejorar o desaparecer en la veintena. Sus causas son desconocidas, pero suele manifestarse por primera vez después de alguna de estas situaciones:
      • Embarazo.
      • Cirugía mayor.
      • Traumatismo.
      • Enfermedad viral.
    • Síncope del seno carotídeo: al girar la cabeza, mirar hacia arriba, apretarse el cuello de la camisa, afeitarse.
    • Síncope situacional: se desencadena en situaciones concretas.
      • Micción (síncope miccional).
      • Estimulación gastrointestinal: ingesta (síncope deglutorio), defecación (síncope defecatorio) o dolor abdominal.
      • Tos (síncope tusígeno).
      • Apretar los ojos.
      • Peinado o estiramiento del pelo.
      • Levantamiento de peso.
      • Risa.
      • Cese brusco de la actividad física.
    • Espasmo del sollozo o apnea del sollozo: el tipo más frecuente de síncope en niños menores de cuatro años. Se debe al aguante involuntario de la respiración. Existen dos manifestaciones diferentes:
      • Desencadenados por un sobresalto o un dolor leve. No hay llanto o este es muy breve. Al perder el conocimiento, presentan palidez que puede acompañarse de rigidez y contracciones musculares.
      • Originados por una emoción fuerte, como el enojo o la frustración. Hay llanto intenso y coloración azulada al perder el conocimiento.
  • Síncopes cardiogénicos: tienen su origen en afecciones cardiacas.
    • Trastornos que causan arritmias, como taquicardia ventricular, disfunción del nodo sinusal, bloqueo auroventricular o taquicardia supraventricular.
    • Trastornos que causan disfunción miocárdica, como miocarditis, enfermedad de Kawasaki o miocardiopatía dilatada.
    • Trastornos que causan obstrucción de la salida ventricular, como estenosis aórtica, miocardiopatía hipertrófica o hipertensión pulmonar.
    • Trastornos vasculares, como hipovolemia.
  • Síncope metabólico: hipoglucemia, ingesta de fármacos o intoxicaciones.
  • Otros: golpe de calor, anafilaxia.

Factores de riesgo

Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir un síncope se encuentran:

  • Anemia.
  • Cansancio, fatiga o debilidad.
  • Hipotensión.
  • Trastornos cardiovasculares.
  • Actividad física intensa.
  • Deshidratación.
  • Estrés emocional.
  • Algunos medicamentos, como betabloqueantes, antihipertensivos, antihistamínicos, antipsicóticos, antidepresivos, antiarrítmicos o antidepresivos, entre otros.
  • Antecedentes familiares, en el caso de síndrome de taquicardia ortostática postural.

Complicaciones

Los síncopes autonómicos son benignos y no presentan complicaciones por sí mismos, aunque el desmayo por pérdida de conciencia puede provocar caídas y traumatismos de diversa gravedad. Los síncopes cardiogénicos, sin embargo, son un factor de riesgo para la muerte súbita, una interrupción repentina de la actividad cardiaca que produce el fallecimiento en cuestión de segundos.

Las señales alarmantes que sugieren origen cardiaco son estas:

  • Síncope durante el ejercicio, con palpitaciones y dolor torácico.
  • Síncope en reposo o en posición decúbito (acostado).
  • Convulsiones.
  • Antecedentes familiares de muerte súbita o trastornos cardiacos.
  • Múltiples recurrencias en un periodo breve.

Prevención

Mantenerse hidratado ayuda a prevenir los síncopes. Asimismo, se puede evitar la pérdida de conciencia tomando medidas al empezar a notar los síntomas del presíncope:

  • Hacer respiraciones lentas y profundas.
  • Tumbarse con las piernas elevadas.
  • Sentarse colocando la cabeza entre las rodillas.
  • De pie, cruzar las piernas haciendo presión.
  • Contraer las manos apretando algo blando.
  • Tensar los brazos en horizontal, con las manos entrelazadas y los codos tirando hacia fuera.

¿Qué médico trata los síncopes?

Los síncopes pueden ser evaluados y tratados por especialistas en cardiología, medicina familiar, medicina interna, neurología y neurología pediátricaNeurología PediátricaNeurología .

Diagnóstico

Después de analizar los síntomas presentados durante el episodio, los factores precipitantes y los antecedentes clínicos del paciente, se pueden realizar diversas pruebas que confirmen el tipo y la causa del síncope:

  • Exploración física: se mide la presión arterial y la frecuencia cardiaca en reposo y al ponerse de pie. Se ausculta el corazón para detectar posibles soplos cardiacos.
  • Análisis de sangre, para detectar anemias o hipoglucemias.
  • Electrocardiograma: mediante la colocación de electrodos en el pecho, se registra la actividad eléctrica del corazón. La prueba permite identificar arritmias y otras anomalías cardiacas. Según el resultado, puede ser necesario medir la actividad durante un día entero mediante un dispositivo portátil (un monitor Holter).
  • Prueba de esfuerzo: se realiza un electrocardiograma mientras el paciente utiliza una cinta de correr o una bicicleta estática, para medir el ritmo cardiaco y comprobar si el síncope es inducido por el ejercicio, indicativo de afección cardiaca.
  • Test de basculación o tilt-test: consiste en tumbar al paciente en una camilla que se inclina en diferentes ángulos mientras se miden la presión arterial y la frecuencia cardiaca. La prueba de mesa basculante suele confirmar los síncopes ortostáticos.
  • Ecocardiografía: las imágenes obtenidas por ultrasonido permiten identificar afecciones cardiacas que causen los síncopes.

Tratamiento

El tratamiento de los síncopes varía en función de su causa:

  • Síncopes autonómicos: no suelen requerir tratamiento. En el momento de la pérdida de conciencia, se debe tumbar al paciente y levantarle las piernas. Asimismo, para reducir la frecuencia de los síncopes es recomendable:
    • Mantenerse hidratado.
    • Aumentar la ingesta de sal.
    • Utilizar medias de compresión.
    • En caso de síncopes recurrentes, se puede administrar fludrocortisona, un medicamento para la hipotensión.
    • En situaciones excepcionales, puede implantarse un marcapasos que regule la frecuencia cardiaca.
  • Sincopes cardiogénicos: en este caso, se debe tratar el trastorno cardiaco subyacente.
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