Pie valgo

¿Cuáles son las consecuencias del pie valgo? Toda la información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de esta enfermedad.

Síntomas y causas

El pie valgo es una deformación por la que el pie se desvía en pronación, es decir, se apoya en el borde interior en lugar de distribuir el peso en toda su superficie. Como consecuencia, los talones se tornan hacia fuera y los dedos se giran hacia fuera, por lo que el pie adquiere un aspecto anormal.

Dependiendo de sus características, se habla de tres tipos de pie valgo:

  • Pie talo valgo: además de estar desviado hacia fuera, el pie permanece doblado hacia arriba, tocando la parte anterior de la pierna. Suele ser la consecuencia de una postura determinada dentro del útero y, normalmente, se corrige por sí solo.
  • Pie plano valgo: el pie descansa en la parte interna y también el arco plantar es plano, normalmente por un mal funcionamiento del tendón tibial posterior, del ligamento plantar largo y de la aponeurosis plantar.
  • Pie equino valgo: el tendón de Aquiles es más corto de lo normal, por lo que el tríceps permanece contracturado y el pie se mantiene apuntando hacia abajo. A esto se suma que el tobillo se desvía hacia afuera y los dedos hacia dentro.

Lo más habitual es que esta alteración se manifieste en niños pequeños, por lo que es conveniente prestar atención al estado de los pies y la forma de caminar desde los primeros años. En los raros casos en que el pie valgo se detecta en la edad adulta suele presentar otros problemas graves asociados de difícil tratamiento.

Síntomas

Los síntomas más característicos del pie valgo son:

  • Pisada pronadora.
  • Tobillos hacia dentro.
  • Pérdida de equilibrio.
  • Dificultades en la motricidad.
  • Sensación de pies cansados al caminar.
  • Dolor de pies y de tobillos.
  • En ocasiones, especialmente cuando se detecta en adultos, dolor de rodillas, cadera o espalda.

Causas

Algunas de las causas más habituales del pie valgo son:

  • Laxitud de los ligamentos que sujetan el arco plantar (ligamento plantar largo y aponeurosis plantar).
  • Relajación del tendón de Aquiles.
  • Tensión en los músculos de las piernas.
  • Mala estabilidad derivada de una alteración del aparato locomotor.

Factores de riesgo

Los principales factores de riesgo para desarrollar el pie valgo son:

  • Predisposición genética a la rigidez del tobillo, a la tensión de los músculos y a la laxitud de los ligamentos.
  • Obesidad o sobrepeso.
  • Uso de calzado inadecuado.
  • Retraso en el comienzo de la marcha.

Complicaciones

Si el pie valgo no se trata adecuadamente, puede presentar complicaciones en la edad adulta como:

  • Fascitis plantar.
  • Dedos en garra.
  • Juanetes.
  • Artrosis de rodilla.
  • Alteraciones en el menisco.
  • Desgaste de los ligamentos de la rodilla.
  • Lumbalgia.
  • Mala calidad postural (tronco desalineado, piernas en forma de X).
  • Desviación de la columna vertebral.
  • Patologías de la cadera.
  • Deterioro de los músculos y los huesos.

Prevención

A pesar de que el pie valgo no se puede prevenir, la detección precoz es la clave para tratar la patología desde edades tempranas y evitar complicaciones.

¿Qué médico trata el pie valgo?

Los podólogos son los especialistas que diagnostican y tratan el pie valgo. En la consulta, los pediatras suelen detectar esta enfermedad.

Diagnóstico

El pie valgo se diagnostica mediante la observación y la exploración física. Suele detectarse en las revisiones rutinarias del niño sano entre los cuatro y los seis años.

En ocasiones se solicita un estudio de la pisada para establecer el tratamiento más adecuado.

Tratamiento

El tratamiento del pie valgo depende de la edad y las características del paciente, ya que, en muchos casos, la deformidad se corrige por sí sola a los seis o siete años. Las principales recomendaciones son:

  • Uso de calzado adecuado (con cordones o velcro, flexible, sin tacón y con contrafuerte rígido) desde el momento del diagnóstico para permitir que el pie se desarrolle correctamente durante el crecimiento.
  • Plantillas terapéuticas personalizadas a medida de las necesidades de cada paciente: facilitan la alineación del tobillo y de las piernas, aportan amortiguación y evitan el pie plano.
  • Terapia de estiramiento para que el pie adopte la forma y la postura normales.
  • Férulas correctoras para alinear el pie.

Corregir el pie valgo en los adultos es más complicado, normalmente es necesario recurrir a la cirugía. No obstante, requiere un estudio pormenorizado tanto de los pros y contras como del tipo de operación necesaria:

  • Reparación de los ligamentos y los tendones.
  • Osteotomía: modificación de la forma y la situación de los huesos.
  • Artrodesis: fusión de las articulaciones afectadas.