Estrés

¿Se puede controlar el estrés? Información sobre sus síntomas y consecuencias y consejos para tratarlo.

Síntomas y causas

El estrés es una reacción del organismo ante una situación determinada que causa tensión emocional y, en algunas ocasiones, física. El sistema nervioso y los corticoides que genera el cuerpo son los encargados de proporcionar esta respuesta que, cuando es en niveles bajos, no es perjudicial.

El estrés se convierte en una enfermedad cuando es tan elevado que supera los niveles de resistencia del organismo o cuando se prolonga durante demasiado tiempo. Dependiendo del grado de intensidad, se habla de:

  • Estrés agudo: dura el tiempo justo para responder a una necesidad concreta, como una disputa o un trabajo urgente. En estos casos, no resulta perjudicial.
  • Estrés crónico: se prolonga durante semanas o meses, por lo que afecta a la salud física y mental.

Existen distintos tipos de estrés dependiendo de los factores que lo hayan provocado. Entre los más habituales destacan el estrés laboral, causado por un ritmo de trabajo elevado o un exceso de tareas; el estrés emocional, que se desarrolla cuando se viven situaciones desagradables y se acumulan los sentimientos negativos; y el estrés postraumático, desencadenado por una situación aterradora.

Síntomas

El estrés se manifiesta de distintas formas dependiendo de las causas que lo hayan desencadenado y de las características de cada persona. En muchas ocasiones, sus síntomas se pueden confundir con otras enfermedades físicas, por lo que su diagnóstico no es sencillo. Los signos más habituales son:

  • Ansiedad e inquietud.
  • En ocasiones, síntomas de depresión.
  • Fatiga.
  • Insomnio.
  • Irritabilidad y arrebatos de cólera.
  • Cambios en el deseo sexual.
  • Falta de concentración.
  • Dolores de cabeza.
  • Tensión muscular.
  • Opresión en el pecho y taquicardias.
  • Hipersudoración.
  • Trastornos gastrointestinales.

Causas

El estrés puntual o adaptativo, o también llamado euestrés (estrés bueno) suele ir ligado a demandas ambientales o personales que requieren de una alta implicación, o de dar una respuesta rápida para solucionar un problema. Cuando el estrés se vuelve crónico, o depende de demandas externas desagradables o no voluntarias (distrés o estrés malo), la primera respuesta adrenérgica no es suficiente y aparecen hormonas como el cortisol, que sostenido en el tiempo provoca cambios emocionales, cognitivos, conductuales y físicos importantes. Las estrategias personales que se tengan, o la percepción de la demanda como amenaza o reto serán muy importantes a la hora de determinar si viviremos la situación como estresante o no (euestres vs distrés). Por tanto, en las causas del estrés no solo están las situaciones externas sinó también nuestra capacidad mental de verlas como retos (euestrés) o como amenazas (distrés). En este sentido, la vulnerabilidad psicológica, las pocas estrategias de afrontamiento, la inseguridad o la negatividad se pueden convertir en causas del estrés, más allá de la situación en si.

Factores de riesgo

Cualquier persona, independientemente del sexo o la edad, puede manifestar estrés. Debido a su naturaleza, vivir una situación que requiera tensión emocional para afrontarla es un factor de riesgo.

Además, las personas con mayor sensibilidad o que son más introvertidas suelen sentirse más presionadas por las circunstancias externas y son más propensas a sufrir estrés.

Complicaciones

Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, el cuerpo se ve afectado por el exceso de hormonas y de tensión, por lo que la salud se pone en riesgo. Mantenerse alerta por una supuesta situación de peligro constante puede derivar en:

  • Aumento de la presión arterial.
  • Diabetes.
  • Obesidad.
  • Insuficiencia cardiaca.
  • Depresión.
  • Ansiedad.
  • Acné.
  • Alteraciones en la menstruación.

Prevención

La prevención es fundamental en los casos de estrés, por lo que se recomienda seguir algunos consejos para reducir el riesgo de sufrirlo:

  • Practicar ejercicio moderado de forma regular.
  • Reducir el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias estimulantes.
  • Realizar actividades relajantes.
  • Guardar un tiempo para el ocio todos los días.
  • Tomarse tiempo para adaptarse a los cambios.
  • Trabajar las estrategias de afrontamiento y la percepción de los desafíos como retos y no como amenazas

¿Qué médico trata el estrés?

Un psicólogo clínico. En ocasiones se acompaña de medicación por parte de un Psiquiatra o médico de atención primaria.

Diagnóstico

El diagnóstico del estrés no es sencillo, ya que la mayoría de sus síntomas pueden confundirse con enfermedades físicas. Por este motivo, es habitual que se precisen diferentes pruebas o varias visitas a la consulta médica.

En primer lugar, se descartan las patologías de gravedad mediante análisis de sangre y orina, además de mediante pruebas complementarias como una ecografía o un electrocardiograma. Después, se valora el estado de salud mental, normalmente cuando se han sufrido ataques de pánico, no se pueden realizar las tareas diarias o se siente un miedo incontrolable.

Tratamiento

El mejor tratamiento frente al estrés es la prevención. No obstante, cuando se manifiestan los síntomas, es preciso que el paciente acuda a sesiones de psicoterapia para saber controlarlo y evitar que se alargue en el tiempo.

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