Abrasiones

¿Por qué se producen las abrasiones en la piel? Toda la información sobre estas lesiones cutánea.

Síntomas y causas

Una abrasión es una lesión o herida cutánea que se produce debido a la fricción de la piel contra una superficie rugosa, lo que provoca la eliminación de una o más capas de células epidérmicas.

Se trata de una lesión muy frecuente que puede presentar varios grados:

  • Abrasión de primer grado: solo se daña la epidermis, la capa más superficial de la piel. Son los denominados raspones o rasguños.
  • Abrasión de segundo grado: también se afecta la dermis y puede haber un ligero sangrado.
  • Abrasión de tercer grado o avulsión: el daño llega a la capa subcutánea. Los tejidos epidérmicos son completamente eliminados, pudiendo quedar expuesto el tejido muscular.

Las abrasiones no presentan complicaciones si se siguen las recomendaciones médicas, ya que, de otro modo, pueden infectarse y presentar un pronóstico peor.

Síntomas

Lo síntomas de la abrasión pueden variar en función de su grado, pero generalmente incluyen:

  • Dolor.
  • Hinchazón alrededor de la lesión. Puede aparecer sensación de ardor o calor.
  • Sangrado: leve en abrasiones superficiales, pero puede ser abundante en abrasiones profundas.
  • Costra: se forma a medida que la abrasión va sanando, para proteger la piel nueva en desarrollo.

Causas

Entre las causas más habituales de las abrasiones se encuentran:

  • Caídas en la calle, sobre suelos de asfalto o gravilla. Son frecuentes las abrasiones en rodillas, codos y palmas de las manos.
  • Accidentes de tráfico: los accidentes en moto suelen provocar caídas con deslizamiento a alta velocidad sobre el asfalto, por lo que las abrasiones pueden ser graves.
  • Accidentes deportivos que provoquen caídas o deslizamentos, como en el ciclismo o en el fútbol.
  • Accidentes laborales: las abrasiones pueden producirse por el contacto con maquinaria, paredes u otras superficies rugosas.
  • Roce con ropa, calzado o equipamiento: el roce continuo puede llegar a causar abrasiones.

Factores de riesgo

La probabilidad de sufrir abrasiones cutáneas es mayor en estos casos:

  • Conducción temeraria y a alta velocidad.
  • Práctica deportiva sobre suelos rugosos.
  • Uso de ropa ajustada o de tejidos ásperos.
  • Uso de equipamiento deportivo o laboral duro o demasiado ajustado.

Complicaciones

La complicación más frecuente de las abrasiones cutáneas es que se infecten debido a la entrada y propagación de microorganismos, generalmente bacterias, dentro de la herida. Una herida infectada desencadena una reacción en el sistema inmunitario que provoca inflamación y daño tisular, además de ralentizar el proceso de curación. La mayoría de las infecciones quedan confinadas en la zona afectada y se resuelven por sí solas pero, si la abrasión es muy extensa o profunda, se pueden introducir en el torrente sanguíneo y puede propagarse por el organismo, pudiendo llegar a causar una septicemia, es decir, una respuesta inmunitaria desmesurada que termina dañando los tejidos y órganos del cuerpo y llegar a ser mortal. Las señales de que una abrasión cutánea está infectada son las siguientes:

  • Aumento del dolor.
  • Aumento de la hinchazón y de la sensación de calor.
  • Coloración oscura.
  • Supuración.
  • Picor.
  • Si la infección es grave, puede aparecer fiebre, náuseas, vómitos o malestar general.

Las abrasiones profundas, especialmente si se infectan o si no se curan adecuadamente, suelen dejar cicatrices permanentes. Además, es posible que el proceso de cicatrización de la abrasión se vea alterado por la presencia de factores subyacentes, lo que aumenta el riesgo de infección de la herida. El retraso en la cicatrización puede deberse a:

  • Déficit nutricional: algunas vitaminas y ácidos grasos juegan un papel fundamental en la cicatrización.
  • Diabetes: esta enfermedad deteriora el sistema inmunitario y la respuesta inflamatoria.
  • Tabaquismo: reduce el aporte de sangre y oxígeno a la herida.
  • Consumo de corticoides: inhiben la cicatrización.
  • Edad avanzada: la piel es más frágil y su proceso de curación, más lento.

Prevención

Se puede reducir el riesgo de sufrir una abrasión utilizando todos los equipos de protección necesarios durante la práctica deportiva y la conducción, como casco, rodilleras, coderas, espinilleras, muñequeras, guantes o monos de motociclismo, entre otros. Asimismo, es recomendable mantener los entornos de trabajo libres de obstáculos y superficies resbaladizas.

¿Qué médico trata las abrasiones?

Las abrasiones cutáneas son evaluadas y tratadas por especialistas en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología y de la Unidad de Tráficos, y en ocasiones por Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.

Diagnóstico

El diagnóstico de la abrasión se realiza generalmente con una exploración física visual, donde se evalúa la extensión de la herida, la profundidad y la presencia de signos de infección.

Tratamiento

El tratamiento para las abrasiones depende de su gravedad. En general, las opciones son las siguientes:

  • Limpieza: fundamental para eliminar impurezas y sustancias que se hayan podido adherir a la herida. Es necesario limpiarla exhaustivamente con agua y jabón, dirigiendo el chorro de agua para que arrastre la suciedad del centro hacia los bordes. En abrasiones más profundas, se puede aplicar solución salina estéril.
  • Desbridamiento: puede ser necesario remover tejido muerto o sustancias contaminantes muy adheridas, como grasa, alquitrán o pintura. Se puede realizar de forma mecánica, con instrumental quirúrgico como escalpelo y tijeras, o utilizando productos químicos como yodo, clorhexidina o plata.
  • Desinfección: después de la limpieza, se aplica un antiséptico suave para reducir el riesgo de infección. Si el riesgo de infección es alto, se pueden aplicar pomadas antibióticas.
  • Protección: la herida se cubre con gasas o vendajes estériles para protegerla y mantenerla húmeda. Se pueden utilizar apósitos hidrocoloides, que absorben el exudado y actúan como desbridantes favoreciendo la cicatrización. Los vendajes deben cambiarse con frecuencia.
  • Administración de analgésicos y antiinflamatorios para reducir la inflamación y el dolor.
  • Vacunación antitetánica: puede ser necesaria si la abrasión presenta un alto grado de tejido muerto o está muy contaminada con cuerpos extraños.
  • Injerto cutáneo: en abrasiones muy profundas y extensas que no consiguen cicatrizar porque la piel está demasiado dañada, se puede realizar un injerto de piel para completar la cicatrización. El injerto donante suele extraerse del propio cuerpo del paciente, habitualmente de los glúteos, la espalda o la parte interior del muslo.