Hepatitis B
¿Es eficaz la vacuna contra la hepatitis B? Toda la información sobre este tratamiento preventivo, las formas de contagio del virus y sus síntomas.
Síntomas y causas
La hepatitis B es una inflamación del hígado causada por una infección vírica. El virus de la hepatitis B (VHB) se contagia a través de la sangre, fluidos corporales como el semen, y el flujo vaginal y, de madre a hijo, durante el embarazo o en el momento del parto.
Normalmente, se habla de dos tipos diferentes de hepatitis B:
- Hepatitis B aguda: es lo más habitual. No suele durar más de seis meses.
- Hepatitis B crónica: se estima que son un 10 % de los casos. Se produce cuando la infección se prolonga en el tiempo. Estos casos son graves, ya que propician el desarrollo de otras enfermedades.
Síntomas
Es posible que la hepatitis B curse de forma asintomática o con un leve malestar general. En otros casos, se manifiesta con síntomas como:
- Ictericia (piel de color amarillento).
- Coluria (orina oscura).
- Acolia (heces blancas o amarillas).
- Cansancio.
Causas
La principal causa de esta enfermedad es la infección por el virus de la hepatitis B a través de agujas contaminadas (compartir agujas o materiales infectados para inyectarse o inhalar drogas, pinchazos accidentales con agujas), relaciones sexuales sin protección o de madre a hijo.
Factores de riesgo
Algunos de los factores que aumentan el riesgo de contagiarse de hepatitis B son:
- Mantener relaciones sexuales de riesgo: sin protección, con varias parejas o con una persona infectada con el virus de la hepatitis B.
- Compartir agujas para inyectarse drogas.
- Tatuarse con una aguja reutilizada.
- Tener contacto habitual con la sangre de otras personas: médicos, enfermeras, técnicos de laboratorio, forenses o personal de limpieza de centros médicos.
- Estar en contacto con personas con hepatitis B crónica.
- Nacer de una madre contagiada.
Complicaciones
La hepatitis B crónica puede derivar en insuficiencia hepática, cirrosis (cicatrización del hígado) o cáncer de hígado.
Prevención
Para prevenir la hepatitis B se recomienda:
- Evitar las relaciones sexuales de riesgo.
- Seguir los protocolos de seguridad establecidos cuando se manipula sangre humana.
- Lavarse las manos convenientemente si se ha estado en contacto con sangre u otros fluidos corporales.
- No compartir agujas.
- Vacunarse frente al virus de la hepatitis B: los estudios indican que es eficaz, al menos, durante 20 años. Las recomendaciones del Ministerio de Sanidad son:
- Los bebés nacidos de madres contagiadas deben recibir la primera dosis en las primeras 24 horas de vida. Posteriormente, a los 2, 4 y 11 meses.
- Los niños con madres sanas y un seguimiento adecuado durante el embarazo solamente requieren las tres últimas dosis.
- Los adultos en situación de riesgo no vacunados deben recibir tres dosis con pauta 0-1-6 meses.
¿Qué médico trata la hepatitis B?
Los especialistas en aparato digestivo, los internistas y los médicos de la unidad de enfermedades infecciosas diagnostican y tratan la hepatitis B. En la consulta de medicina general se puede llevar el seguimiento de la evolución de la enfermedad.
Diagnóstico
En las ocasiones en que la hepatitis B no presenta síntomas, suele diagnosticarse cuando se llevan a acabo pruebas médicas por otros motivos.
Cuando se muestran signos de la enfermedad, se comienza por un estudio exhaustivo de los antecedentes tanto familiares como clínicos del paciente. Posteriormente se realizan otros exámenes como:
- Análisis de sangre: un aumento de las enzimas y de las transaminasas puede ser un signo de hepatitis B. Dependiendo de los niveles detectados, se determina si la enfermedad está en su fase aguda o crónica.
- Ecografía de hígado: permite comprobar el estado y el tamaño de órgano.
- Biopsia hepática: a través del análisis de una muestra de tejido se detectan posibles daños en el hígado.
Tratamiento
La hepatitis B aguda no tiene un tratamiento específico. Normalmente, se recomienda reposo, una dieta equilibrada con abundantes líquidos y un control exhaustivo para comprobar su evolución y evitar complicaciones. Solo los casos más graves requieren antibióticos.
Los pacientes con hepatitis B crónica necesitan seguir un tratamiento durante toda su vida. Normalmente, se administran antivirales y se adapta el reto de medicación a las características de cada persona y a otras enfermedades subyacentes.
Es importante tener en cuenta que la vacuna solo protege frente a la enfermedad, por lo que no es efectiva cuando ya se está contagiado. No obstante, suele administrarse en aquellos casos en los que una persona sana se ha visto expuesta al virus, pero todavía se desconoce si está infectada. Además, se inyecta inmunoglobulina, que ofrece protección inmediata a corto plazo frente a la hepatitis B.