Quirónsalud
Blog del Sº Endocrino. H.U. Quirónsalud Madrid, Ruber Juan Bravo, San José y Tres Cantos
La vitamina B6, también conocida como piridoxina, es una vitamina hidrosoluble. Las vitaminas hidrosolubles, como su nombre indica, son solubles en agua, es decir, se disuelven en agua por lo que el cuerpo no las puede almacenar. Las cantidades sobrantes de estas vitaminas se eliminan a través de la orina. A pesar de que nuestro organismo mantenga una pequeña reserva de estas vitaminas, es necesario tomarlas regularmente a través de la dieta. Este grupo de vitaminas pierde pronto su valor nutritivo, ya que son destruidas en los procesos de cocción o por acción de la luz solar.
¿Qué funciones tiene la vitamina B6? Ayuda a producir anticuerpos, necesarios para combatir muchas enfermedades.
¿Dónde podemos encontrar esta vitamina?
La falta de Vitamina B6 en el cuerpo no es común. Puede presentarse en personas con disfunción renal, enfermedad hepática o problemas de alcoholismo.
La baja ingesta de esta vitamina podría llegar a causar confusión, depresión, irritabilidad, úlceras en la boca y la lengua…
¿Qué debemos de hacer para evitar una deficiencia de esta vitamina?
La mejor manera de obtener los requerimientos diarios de vitaminas esenciales es consumir una dieta balanceada que contenga una variedad de alimentos.
La cantidad de cada nutriente, en este caso vitamina, que se necesita depende de la edad y sexo de cada persona. Además, existen otros factores, como el embarazo y las enfermedades, que también hay que considerar para ajustar los requerimientos necesarios.
Los alimentos nos proporcionan nutrientes, los cuales son esenciales para nuestra salud. En algunos casos, la biodisponibilidad de un nutriente en algunos alimentos es escasa, y por ello, se pueden consumir alimentos fortificados ya que, de lo contrario, no se consumirían en las cantidades mínimas recomendadas.
Desde la Consulta de Nutrición, te podemos ayudar a que tu dieta sea equilibrada y lo más variada posible, para evitar déficits.
El diagnóstico de cáncer es uno de esos momentos en los que probablemente nadie espera ni quiera escuchar.
Cuando diagnostican de cáncer a un familiar, amigo o incluso a nosotros mismos, ¿sabemos qué tipo de alimentación debemos llevar?
Una dieta saludable, variada y equilibrada es fundamental para que nuestro organismo funcione correctamente y, para, que nuestro sistema inmunológico esté más fuerte, basada en frutas y verduras, proteínas, cereales y lácteos.
Llevar una alimentación saludable nos puede ayudar a mantenernos fuertes, a prevenir lesiones en determinados tejidos o incluso facilita la reconstrucción de aquellos que se han lesionado por el tratamiento. Cuando no eres capaz de alimentarte correctamente o no ingieres los alimentos adecuados, tu organismo emplea los nutrientes almacenados como fuente de energía, provocando una malnutrición con el paso del tiempo. Esto da lugar a que tus defensas naturales se debiliten y sean menos eficaces a la hora de defenderte de una infección.
Pero, muchas veces a consecuencia de los tratamientos que se emplean durante este proceso ocasionan efectos secundarios que nos dificultan a seguir un patrón alimentario como el que teníamos inicialmente, generando dietas deficitarias de nutrientes.
Por eso, es probable que durante ese periodo debamos de adecuar la dieta a esa situación en particular.
Algunos de los efectos secundarios más comunes en caso de someternos a un tratamiento de quimioterapia son a nivel digestivo: pérdida de apetito; inflamación de la mucosa de boca y garganta; aparición de llagas o úlceras bucales; alteración del gusto y olfato; náuseas y vómitos; diarrea; estreñimiento….
Además, es importante practicar ejercicio físico durante el tratamiento oncológico, aunque siempre es recomendable preguntar a nuestro médico sobre nuestra situación en particular.
¿Qué hacemos si nos aparecen efectos secundarios a nivel digestivo?
Lo primero que debemos de hacer es adaptar la dieta a esa situación en concreto.
Con la ayuda de la Asociación Española Contra el Cáncer, dejo a continuación unos consejos adaptados en función de los efectos secundarios.
PÉRDIDA DE APETITO (ANOREXIA)
Es uno de los efectos secundarios más frecuentes durante el tratamiento oncológico y que generalmente suele ir acompañada con una pérdida de peso, lo que suele conllevar una carencia de proteínas, que, durante esta etapa, son fundamentales para la reparación de los tejidos que han sido dañados durante el mismo.
Es importante que lo que comas sea rico en proteínas y en calorías, de tal forma que compense la disminución de la ingesta. Para ello:
INFLAMACIÓN DE LA MUCOSA DE BOCA Y GARGANTA (MUCOSITIS)
Consiste en una inflamación de la mucosa acompañada de llagas o úlceras dolorosas, pero si no existe infección, mejora de 1 a 2 semanas después de finalizar los tratamientos.
ALTERACIÓN DEL GUSTO Y OLFATO
La modificación del sabor de determinados alimentos se produce por daño directo de las papilas gustativas situadas en la lengua y el paladar. Los pacientes, perciben una disminución en el sabor de determinadas comidas o un gusto metálico o amargo de las mismas sobre todo con alimentos ricos en proteínas, como la carne y pescado. En general, este síntoma desaparece semanas después de finalizar el tratamiento.
Una modificación del gusto puede favorecer que el paciente deje de disfrutar de la comida, incluso, puede resultarle desagradable, contribuyendo a la falta de apetito y la pérdida de peso.
En el caso de que tengas sabor metálico, te puede ayudar sustituir los cubiertos habituales por unos de plástico.
NÁUSEAS Y VÓMITOS
Suelen ser los efectos secundarios más frecuentes de la quimioterapia. Pueden aparecer
tempranamente (1 ó 2 horas tras la administración) o tardíamente (24 horas después del ciclo). Generalmente desaparecen en uno o dos días.
En el caso de náuseas:
En el caso de vómitos
ESTREÑIMIENTO
El estreñimiento es un síntoma común en pacientes con tratamiento oncológico.
Las causas más frecuentes de estreñimiento son múltiples:
Las heces se mueven a lo largo del intestino debido a los movimientos peristálticos producidos por la contracción rítmica de los músculos de la pared intestinal. Cuando el recto está lleno, se estimula el reflejo de la defecación y se produce la necesidad de evacuar las heces. Todas estas causas, pueden disminuir los movimientos intestinales, favoreciendo la absorción de líquido de las heces por lo que éstas se vuelven secas y duras dando como resultado un cuadro de estreñimiento, que se suele acompañar de dolor y molestias durante la eliminación de las mismas.
Es importante que trates de modificar tu alimentación e incrementes la actividad
física para favorecer el tránsito intestinal. Los siguientes consejos
pueden servirte para aliviar el estreñimiento:
En la Consulta de Nutrición queremos que descubras y mantengas una alimentación saludable y equilibrada y en el Programa Aprende a Comer te damos muchas claves.
Con respecto a si la dieta mediterránea ha favorecido a los países que la llevan a cabo frente a la pandemia, mi opinión es un rotundo SI.
Dados los estudios realizados a lo largo de los años acerca de nuestra dieta mediterránea, se han demostrado diferentes beneficios de la misma:
- Poder antiinflamatorio: debido a su contenido en fibra y prebióticos han disminuido los parámetros inflamatorios sanguíneos
- Mejor funcionamiento de la microbiota, y por lo tanto del sistema inmune.
- Protección cardiovascular.
- Prevención de la obesidad.
- Prevención de enfermedades como la diabetes.
- Consumo adecuado de grasas insaturadas y bajo consumo de productos procesados.
- Hidratación adecuada.
Todas están conclusiones son extrapolables a una mejora en la salud y calidad de vida del paciente y sobre todo una mejora del sistema inmunitario del paciente.
Recientemente y aunque los datos no están publicados, el investigador Dr. Rafael María Pérez Araluce, ha presentado evidencias científicas del estudio SUN (Seguimiento Universidad de Navarra) que demuestran que la Dieta Mediterránea podría reducir el riesgo de enfermar con Covid-19. El estudio contrasta a más de 9000 participantes que han sido valorados desde 1999 con medidas repetidas de su dieta y otros factores y se ha demostrado que cuanto mejor se siga la Dieta Mediterránea, menor es el riesgo de infectarse de Covid.
Si nuestra mejor arma para luchar contra el coronavirus es nuestro sistema inmune, dado lo planteado anteriormente: la dieta mediterránea fortalece nuestro sistema inmune, claramente vemos como podemos beneficiarnos de este patrón alimenticio frente a la pandemia.
Dietas, poco saludables con patrones distintos cuya ingesta de alimentos procesados y comida chatarra es continuada como en Estados Unidos por ejemplo, no ayudan al sistema inmune si no todo lo contrario y un sistema inmune debilitado puede ser otro factor de riesgo frente al Coronavirus. Por otro lado, la obesidad, ha favorecido también la gravedad de las infecciones por Covid, por lo que toda dieta poco equilibrada será otro factor de riesgo.
Teniendo en cuenta todo lo planteado, desde mi punto de vista, la herramienta la tenemos al alcance, pero cada uno es responsable de su uso o no. Hemos comentado también como la pandemia ha aumentado el consumo de bebidas alcohólicas, pastelería productos procesados… por lo tanto, creo que si nuestra dieta mediterránea nos beneficia, pero para que lo haga, hay que seguirla. Eso ya es cuestión de cada uno.
Blog de las Nutricionistas del Servicio de Endocrinología del Dr. Jodar que te descubrirán un mundo de contenidos sobre nutrición saludable, hábitos de vida sana y promoción de la dieta mediterránea.
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