Quirónsalud
Blog del Dr. Alfonso Vidal Marcos. Anestesiología y Reanimación. Hospital Sur.
Nacemos para morir. La vida siempre tiene fecha de caducidad y el tiempo, su aliado más fiel, ratifica de forma inexorable esta realidad. Sin embargo, aunque todos hemos de morir, algunas muertes nos parecen más injustas, casi crueles. La muerte inesperada, la de los inocentes.
Elvira M. acudió a consulta por primera vez en el primer trimestre del año. Ya había sido operada por un cáncer de mama dos años atrás. Acudía por la aparición de un dolor óseo a nivel costal de difícil control con naproxeno y tramadol a dosis altas. Con apenas 37 años y dos hijos pequeños despertaba ternura por su fragilidad y por la viveza con la que sufría aquellas molestias. Comenzamos un tratamiento con fentanilo transdérmico en dosis crecientes y planteamos el uso de radioterapia local en la metástasis ósea costal. De otro lado la quimioterapia parecía controlar la diseminación y apenas generaba efectos secundarios. Un ligero prurito en palmas y plantas de los pies.
Tras casi cinco meses de tratamiento, la paciente comenzó de nuevo con dolor intenso en la cadera. Un tac evidenció metástasis óseas en pelvis, ambos fémures y quinta vértebra lumbar. El dolor precisó un incremento de la dosis de fentanilo transdérmico y dosis ocasionales de fentanilo oral para el dolor irruptivo.
Dado el incremento de los síntomas optamos por realizar un bloqueo epidural analgésico con colocación de catéter tunelizado conectado a una bomba externa. La paciente mejoró de forma espectacular. Prácticamente asintomática a los cinco días con dosis progresivas de bupivacaína y morfina epidurales.
Ante la perspectiva de un incremento de síntomas y una esperanza de vida mayor de seis meses optamos por la colocación de una bomba implantada de flujo fijo con catéter intratecal. Un sistema totalmente implantado con un reservorio de 40 ml con un flujo fijo de 0,5 ml al día.
Colocamos el dispositivo en quirófano y comenzamos la infusión a dosis equivalente vía intratecal (aproximadamente una décima parte de la usada por vía epidural). La paciente fue dada de alta necesitando revisiones para el relleno de la bomba cada dos meses. La dosis inicial de analgesia precisó revisión al alza en las tres siguientes visitas. La cuarta visita se acompañó de disfagia y odinofagia después de una sesión de radioterapia vertebral. Una endoscopia descubrió una estenosis esofágica friable y no abordable con dilatación o cirugía. Todo ello coincidió con un empeoramiento progresivo del dolor. Nuevas metástasis a varios niveles en húmero, y vértebras torácicas precisaron duplicar la dosis de analgesia intratecal añadiendo dexmedetomidina a la bupivacaína y morfina empleadas.
La paciente empeoró en su estado general, cada vez con más dificultades para incorporarse, para sentarse incluso para cambiar de postura en la cama. Comenzó a tener edemas en miembros inferiores. Perdió peso de forma progresiva y empezó a tener lapsus de memoria. Un nuevo tac craneal apreció una metástasis cerebral que comenzaba a desplazar la línea media.
Varias semanas después la paciente falleció, además de la vía intratecal empleamos un suplemento de sedación intravenosa. Murió en compañía de sus seres queridos en un entorno de intimidad.
Nuestra paciente acudió para recibir tratamiento para el dolor, usamos los mejores medicamentos, opioides agonistas selectivos mu, la mejor vía de administración la vía intratecal, que disminuye la dosis y los efectos secundarios y mejora los resultados por su acción central. Incluso empleamos los medios tecnológicos más sofisticados, las bombas implantables con catéteres de silicona aptas para largos periodos de utilización.
Lo hicimos lo mejor que pudimos, lo mejor que se puede y nuestra paciente falleció. Falleció como suponíamos de su enfermedad. Nuestro tratamiento no la curó, probablemente no modificó el curso de su enfermedad. Sin embargo, creemos que mejoró su vida, la hizo más confortable y la ayudó en el terrible momento de su final, tanto a ella como a su familia.
Es difícil para nosotros renunciar al objetivo completo de la curación, y también, aceptar qué nuestros pacientes fallezcan a pesar de nuestros cuidados. Es difícil sobreponerse a la experiencia de la muerte. Es difícil aceptar la muerte de los otros, siempre existe una relación personal que se consume con la muerte.
La muerte de los otros, además, anticipa la nuestra propia y nos recuerda que somos seres limitados, en conocimientos y en esperanza de vida.
Descanse en paz, nosotros intentaremos también hacerlo.
Gracias por su comentario.
El PSA es un marcador de crecimiento prostático que cuando se eleva mucho indica la posibilidad de alteraciones en la próstata y que éstas puedan llegar a ser malignas.
Si se reduce el tamaño de la próstata se suele reducir el PSA.
Esto es independiente de que tenga o no una enfermedad maligna y de que esté esté extendida al hueso; si está extendida al hueso precisa una acción específica sobre esa metástasis o esas metástasis, sea mediante radioterapia, quimioterapia o quirúrgica.
En cualquier caso lo mejor es que lo consulte con sus médicos.
Un saludo,
Gracias por su comentario Susana.
Pese q que el diagnóstico y la evolución no son buenos, no podemos dar la batalla por perdida. El tratamiento curativo de su enfermedad ha progresado mucho y puede hacerlo aún más en el futuro. La analgesia empleada es adecuada y quizá algo de apoyo psicológico podría ayudarle.
La muerte nos espera a todos y a veces muestra su rostro por sorpresa y otras de forma progresiva, tenga confianza.
Un saludo,
Gracias por su comentario Carlos.
Entiendo que se refiere a su abuelo. Lo mejor es que consulte con un especialista en urología, aunque el PSA normal suele estar por debajo de cuatro.
Un saludo,
Gracias por su comentario María.
Una enfermedad diseminada con matástasis óseas y que no responde a tratamientos indican mal pronóstico, aunque no me atrevería a darle una cifra de esperanza de Vida, pues depende de muchos otros factores.
Un saludo,
Gracias por su comentario Araceli.
Esa es una cuestión que debería comentar con el médico responsable de su tratamiento, que es quien mejor conoce los datos clínicos del caso y del paciente.
Un saludo,
Gracias por su comentario.
Todos vamos a morir, probablemente por pérdidas de salud, progresivas o súbitas, usted y yo y los que lean esta respuesta.
Usted tiene derecho a una información veraz de su situación de salud por parte de sus médicos; a partir de este hecho, puede que lo que le dicen sea cierto y que su enfermedad esté controlada y no sea progresiva, entonces le estarían diciendo la verdad.
Pregunte a sus médicos y pida que le contesten con sinceridad y honestidad, con palabras que usted pueda entender.
Un saludo,
Gracias por su comentario Steven, mi consejo es que comenten el tema con el oncólogo que atiende a su pareja, ya que es quien mejor conoce los datos de la paciente y de su enfermedad.
La ciencia y los tratamientos han evolucionado mucho en los últimos años y quizá le puedan ofrecer una alternativa terapéutica complementaria.
Un saludo,
Gracias por su comentario Evelyn.
Lo ideal sería administrarle un analgésico bastante potente como pudiera ser la morfina; se puede administrar por vía oral o por vía subcutánea en una infusión controlada. Creo que necesitaría el apoyo de especialistas en cuidados paliativos o el tratamiento del dolor.
Hay presentaciones de fentanilo en parches y también en comprimidos sublinguales, pero todos estos tratamientos precisan una prescripción y control por parte de especialistas.
Consulte con sus médicos.
Un saludo,
Gracias por su comentario.
Las imágenes radiológicas tienen un tono que nos permite identificar la densidad. Cuando vemos un hueso se ve más definido el contorno que la parte interior, como si estuviera dibujado a lápiz; si en esa imagen lo de dentro del hueso tiene un tono igual a la corteza, como si hubiera un engrosamiento hacia dentro o una imagen no clara pero de alta densidad, decimos que es una imagen blástica que casi siempre se asocia a tumores, pero a veces tiene otro origen.
Consulte con sus médicos, un saludo,
Gracias por su comentario Rubén.
La esperanza de Vida es variable, a pesar de que tenga un diagnóstico, aunque una enfermedad sistémica tiene peor pronóstico que una que en principio no tiene lesiones malignas .
En cualquier caso si precisa más información consulte con sus médicos o si lo prefiere puede pedir cita con nosotros en las Unidades del Dolor del Hospital Quirónsalud Sur o del Hospital La Luz,
Un saludo,
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