Quirónsalud
Blog del servicio de Geriatría de los Hospitales Quirónsalud Alicante, Torrevieja, Murcia y Valencia
El periodo de vida que se inicia tras la jubilación puede ser una oportunidad para continuar aprendiendo y disfrutar de la vida con intensidad, en contra de la extendida creencia que describe esta etapa como un periodo de retiro fisico, intelectual y social progresivo. En este post, los especialistas en geriatría de Quriónsalud te contamos las mejores actividades y estrategias para para mantener un adecuado estado físico y emocional y alcanzar el reto de envejecer con salud plena tras ese periodo de transición que supone la jubilación.
Con el envejecimiento, atravesamos por un periodo de cambio que podría afectar negativamente a nuestro estado físico, emocional y social que podría, a su vez, incrementar nuestra vulnerabilidad o riesgo de perder calidad de vida. Por ese motivo, es importante desterrar mitos y falsas creencias y entender el periodo que iniciamos tras la jubilación, como una excelente oportunidad para incrementar nuestra actividad física y relaciones sociales. Existe una contundente evidencia científica que demuestra que incrementar nuestra actividad física, de forma ordenada, en términos de ejercicio aeróbico y de resistencia muscular, mantener una actividad cognitiva activa y relacionarse activamente con otras personas, evita la discapacidad y dependencia y, por tanto, prolonga nuestros años con calidad de vida.
A continuación, te contamos las mejores estrategias y consejos para integrar en tu rutina diaria:
Caminar de forma regular es una de las mejores actividades, además resulta económica y puede realizarse en cualquier lugar. Supone además una excelente oportunidad para hacer una actividad en grupo y compartir experiencias. Caminar ofrece beneficios no solo a nivel osteoarticular y muscular, sino cardiovascular, cognitivo, emocional y social. La intensidad debe adaptarse a la situación de cada persona y puede aumentarse progresivamente. Caminar mejora nuestra capacidad aeróbica
Estas prácticas combinan movimiento suave con respiración y meditación. Son ideales para mejorar la flexibilidad y el equilibrio. Este tipo de ejercicio ayuda a reducir el estrés, mejora la concentración y la movilidad. Se recomienda buscar clases para mayores en tu comunidad o incluso realizarlo en tu propio domicilio de forma telemática. Es recomendable consultar con el médico antes de comenzar cualquier programa nuevo.
La natación es una actividad de bajo impacto que es excelente para las articulaciones, al igual que el aquagym. Este ejercicio nos ofrece incremento de fuerza y resistencia musculares y con un mínimo impacto sobre las articulaciones, lo que lo hace muy recomendable para las personas mayores. Ofrece además la posibilidad de realizarlo en grupo.
Los ejercicios de fuerza son esenciales para mantener la masa muscular y la densidad ósea y son probablemente, junto con los ejercicios aeróbicos, los más recomendables en las personas mayores. Nuestro máximo desarrollo muscular se da entre los 40-45 años, perdiendo a partir de ese momento masa muscular de forma gradual. Esta pérdida de masa muscular o sarcopenia puede hacerse más intensa en periodos de enfermedad o inactividad, incrementando el riesgo de dependencia. Existe una forma efectiva de evitarlo, minimizando riesgos y mejorando nuestra calidad de vida y es haciendo ejercicios de fuerza o resistencia muscular. Estos ejercicios además mejoran, de forma demostrada, la situación cognitiva, anímica y socialización. Es importante romper falsas creencias y entender que la edad adulta es la que más justificado tiene realizar ejercicio, incluso más que los jóvenes, y hacerlo de forma multidimensional, incorporando la fuerza y el ejercicio aeróbico a nuestra rutina, de forma controlada por un profesional y con carácter progresivo. Estas dinámicas nos permitirán además evitar caídas y reducir la cantidad de tratamientos que tomamos.
Mantener una adecuada reserva cognitiva puede evitar desarrollar problemas de memoria o deterioro cognitivo. Se ha demostrado que la actividad física y social es también efectiva en este sentido, pero debemos realizar actividades que supongan esfuerzo mental a la vez que nos resulten divertidas y atractivas.
Los juegos de mesa suponen un buen método para ejercitar la atención, la memoria, la concentración, la planificación y la ejecución a la vez que resulta estimulante y atractivo y permite la socialización. Siempre que tengamos la oportunidad debemos buscar grupos y clubes que faciliten este tipo de actividades
La lectura también resulta una actividad gratificante que estimula la mente y amplía el conocimiento. Mejora las capacidades cognitivas globales, espacialmente la memoria.
Tanto en el caso de actividades grupales como individuales, es recomendable ser activo en su búsqueda a través de la incorporación a sociedades que permitan tanto poder desarrollarlas como fomentar las relaciones sociales. En este sentido, acudir a viajes organizados o realizar salidas culturales también es muy recomendable.
En contra de la creencia de que la juventud debe ser expansiva y activa y el envejecimiento un periodo, más o menos prolongado de involución o declive, debemos entender que el grupo de personas más mayores dentro de una sociedad son las que de forma más justificada deben buscar la actividad física y social. Esta actitud permitirá alejar riesgos y mejorar, con el paso de los años, su independencia y calidad de vida. Las áreas funcional, cognitiva, emocional y social están, de alguna manera, conectadas entre sí, de forma que si ejercitamos una de ellos obtendremos beneficio en todas ellas y, por otra parte, cuando practicamos cualquiera de ellas, estaremos practicando igualmente el resto.
Si necesitas orientación sobre cómo empezar o adaptar estas actividades a sus necesidades, te invitamos a consultar a los especialistas en geriatría de Quirónsalud.
Texto elaborado por el doctor Juan Ramón Doménech, jefe de la Unidad de Geriatría de Centro Médico Quirónsalud Mercado de Colón
El uso de absorbentes para adultos mayores es un tema sensible, pero es una realidad para muchos pacientes que en su proceso de envejecimiento inician o presentes algún tipo de incontinencia. Estos productos son recomendables en los casos en los que existe algún tipo de incontinencia, generalmente en grado moderado o severo, y su uso adecuado puede mejorar significativamente la calidad de vida. En este post, te contamos cuándo se necesitan los absorbentes para adultos, cómo elegir los más adecuados y cómo afrontar este aspecto de la atención al mayor con la máxima sensibilidad.
La incontinencia urinaria consiste en la pérdida del control de la vejiga urinaria o la incapacidad para controlar la micción que finaliza con la salida involuntaria de orina. Afecta a todos los grupos de edad y a ambos sexos y su prevalencia puede alcanzar hasta un 55%. Aunque también existen casos de incontinencia fecal, esta suele ocurrir en casos de enfermedad neurológica avanzada, aguda o en casos de patología local intestinal, siendo la incontinencia urinaria mucho más frecuente.
La incontinencia puede ser de muchos tipos, siendo los más frecuentes la incontinencia de urgencia, en la que existe una rápida y repentina necesidad de miccionar que ocasiona que no alcancemos a tiempo el wc, la incontinencia funcional, en la que el sistema de micción funciona de forma correcta pero, debido a una limitación funcional de mayor o menor grado, no alcanzamos el wc a tiempo, y, por último, la incontinencia de esfuerzo, definida como aquella que se da en los casos de pérdidas asociadas al esfuerzo de la tos, risa o aquellos en los que aumenta la presión abdominal. De todas ellas, la incontinencia de urgencia esta mas vinculada al envejecimiento pero, sobre todo, a determinadas enfermedades como las neurodegenerativas y es el tipo de incontinencia a la que debería limitarse el uso de absorbentes.
El uso de absorbentes para adultos mayores suele ser necesario cuando el paciente se enfrenta a problemas de incontinencia. Existen casos en lo que su uso es común, aunque debería evitarse, como en aquellos en los que existe movilidad reducida o dificultad para acudir al wc. En estos casos en los que el paciente siente la necesidad de miccionar, pero no puede acudir al wc o bien necesita mucho tiempo para hacerlo por un patrón de marcha muy lento, debe ser prioritario mantener la continencia bien utilizando instrumental de ortopedia o bien acudiendo de forma programada al wc incluso antes de sentir la necesidad. Por tanto, los absorbentes deberían tener un uso limitado para aquellos casos en los que existe una incontinencia "real" o, como se le denomina, de urgencia, y evitar su uso en los casos de limitación funcional o incontinencia funcional.
Como suele ocurrir, es difícil establecer patrones fijos en las indicaciones de estos dispositivos y siempre deberemos individualizar cada situación. En Quirónsalud, nuestros geriatras y profesionales de la salud trabajan para evaluar las necesidades individuales de cada paciente y determinar si los absorbentes son la solución adecuada. La decisión debe tomarse con sensibilidad y en consenso con el paciente y sus familiares, dado que una decisión errónea en este contexto podría reducir significativamente tanto el bienestar como la dignidad del paciente mayor.
Elegir el absorbente adecuado depende de varios factores. Aunque el principal, como ya hemos comentado, está condicionado por el grado y severidad de la incontinencia, también otros factores como la opinión del paciente, tipo de incontinencia, características de esta o incluso la sensibilidad cutánea pueden influir en la decisión o estrategia final.
Existen diferentes tipos de absorbentes para adultos, como los ajustables y los tipos slip, y cada uno tiene características específicas.
En Quirónsalud, te ayudamos a seleccionar el producto más adecuado, considerando la comodidad, absorción y facilidad de uso. Te recomendamos elegir absorbentes que ofrezcan una buena capacidad de absorción, sean cómodos y minimicen el riesgo de irritaciones en la piel.
El uso de absorbentes para adultos requiere ciertos cuidados para prevenir complicaciones como irritaciones de la piel o infecciones.
Es fundamental cambiarlos con frecuencia para mantener la piel limpia y seca. Además, es importante limpiar y secar bien la piel antes de colocar uno nuevo. En Quirónsalud, ofrecemos orientación sobre cómo realizar estos cuidados de manera adecuada y cómo identificar signos de irritación o infección. Nuestros profesionales están disponibles para responder cualquier duda y asegurar que el paciente reciba la mejor atención.
Manejar la dignidad y privacidad del paciente es crucial cuando se utilizan absorbentes para adultos. Es importante abordar el tema con respeto y sensibilidad, y asegurar que el proceso se realice en un entorno privado y, sobre todo, es obligado realizar una adecuada aproximación diagnóstica que permita establecer una correcta indicación y selección del tipo de absorbente.
En Quirónsalud, nuestros profesionales están capacitados para proporcionar esta atención de manera que se preserve la dignidad del paciente. La comunicación abierta y el apoyo emocional también son esenciales para ayudar al paciente a adaptarse a esta situación con confianza y tranquilidad.
El uso prolongado de absorbentes puede llevar a problemas dermatológicos como dermatitis por contacto o infecciones que incluyen eritema, erupciones o áreas de piel caliente e inflamadas. En Quirónsalud, nuestros expertos te enseñarán a identificar estos signos y a tomar medidas preventivas. La evaluación regular de la piel y el uso de productos protectores pueden ayudar a prevenir estos problemas.
Existen varias opciones para la gestión de la incontinencia, incluyendo cambios en la dieta, ejercicios del suelo pélvico, reeducación vesical consistente en acudir al wc antes incluso de sentir necesidad de orina, especialmente útil en los casos de incontinencia funcional y que puede evitar el uso de absorbentes y, por último, existen medicamentos orientados a mejorar la incontinencia aunque deben ser indicados con cautela y de forma muy individualizada por sus importantes efectos adversos en los mayores. En algunos casos, los dispositivos médicos como los dispositivos de soporte uretral o tratamientos quirúrgicos pueden ser considerados. En Quirónsalud, trabajamos con cada paciente para explorar todas las opciones disponibles y encontrar la solución que mejor se adapte a sus necesidades y condiciones.
Existen diferentes tipos de absorbentes diseñados para los diferentes tipos y grados de incontinencia. Los absorbentes de alta absorción son útiles para los casos de incontinencia severa, mientras que los pañales de menor capacidad pueden ser adecuados para casos leves. También hay opciones para personas con movilidad limitada, como los absorbentes tipo slip que facilitan el cambio y son más anatómicos, aunque como ya hemos comentado, en estos casos de incontinencia funcional, se debe intentar corregir la incontinencia con medidas de reeducación y evitar en lo posible el uso de dispositivos de incontinencia.
En Quirónsalud, ayudamos a elegir el tipo de absorbente que mejor se ajuste a las necesidades específicas del paciente, garantizando comodidad y eficacia.
En Quirónsalud, ofrecemos asesoramiento integral sobre el uso de absorbentes para adultos mayores, incluyendo selección de productos, técnicas de cuidado y manejo de posibles problemas.
Nuestro equipo de geriatras y enfermeras está disponible para consultas y para proporcionar orientación personalizada. Si tienes preguntas o necesitas ayuda, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Estamos aquí para apoyarte y asegurar que tanto el paciente como la familia reciban la mejor atención y apoyo.
La gestión de la incontinencia en adultos mayores puede ser un desafío, pero con la orientación adecuada y el uso de los productos correctos, es posible mejorar la calidad de vida y mantener la dignidad del paciente. En Quirónsalud, estamos comprometidos en proporcionar la mejor atención y apoyo a nuestros pacientes y sus familias. Si estás buscando asesoramiento sobre el uso de absorbentes para adultos mayores o necesitas ayuda con el manejo de la incontinencia, no dudes en consultar con nuestros expertos. Tu bienestar y el de tus seres queridos es nuestra prioridad.
Más Información:
Texto elaborado por el doctor José Ramón Doménech, jefe de la Unidad de Geriatría del Centro Médico Quirónsalud Mercado de Colón
En el proceso de envejecimiento, la calidad de vida viene determinada por el grado de autonomía que la persona es capaz de mantener a lo largo de los años cumplidos. La autonomía, a su vez, esta condicionada por la capacidad de ejecutar acciones, desde complejas como socializar o viajar, hasta las más básicas que tienen que ver con el autocuidado o la movilidad. La pérdida de la movilidad, por tanto, supone un alto grado de dependencia y pérdida de calidad de vida y situaciones frecuentes en el envejecimiento como es la pérdida de masa muscular, fuerza, equilibrio, coordinación, deterioro cognitivo o deficiencias visuales pueden acelerar esta pérdida.
Las ayudas técnicas a la deambulación, entre las que se encuentra el bastón, pueden determinar una gran diferencia en la calidad de vida de los mayores, ayudan a mantener la movilidad, aportar seguridad frente a caídas y lesiones o ser útiles de forma transitoria en procesos de recuperación funcionalo tras periodos por ejemplo de hospitalización o fracturas.
El uso de un bastón debe considerarse cuando la persona mayor comienza a experimentar dificultades para caminar, ya sea debido a problemas de equilibrio, debilidad muscular o diferentes condiciones médicas que dificultan la movilidad o aumentan el riesgo de caídas. Por otra parte debemos saber que el uso del bastón se asocia a la imagen de envejecimiento y que, paradojicamente, resulta en argumento de rechazo para muchos mayores. Para limitar esta situación es necesario hacer un diagnóstico adecuado de la situación, la necesidad, la posible reversibilidad de la situacion de movilidad reducida y de transmitir la idea de que la ayuda técnica o bastón es un elemento terapeutico más que ayuda a la recuperación en casos reversibles o a aportar seguridad y evitar complicaciones en los casos irreversibles.
Existen varios tipos de bastones, cada uno diseñado para diferentes necesidades o situaciones clínicas. Los bastones simples son los más comunes, con una sola punta de apoyo. Sin embargo, para quienes requieren un soporte adicional, los bastones cuádruples, que tienen cuatro apoyos en la base, ofrecen mayor estabilidad.
La elección del bastón adecuado depende de varios factores, como la severidad de la dificultad para caminar y las preferencias personales. Es crucial que el bastón esté ajustado a la altura correcta para el usuario, lo que significa que la empuñadura debe estar a la altura de la muñeca cuando el usuario está de pie. Un fisioterapeuta o un especialista en rehabilitación puede ayudar a seleccionar el bastón adecuado y ajustar su altura correctamente.
El uso adecuado de un bastón es fundamental para maximizar su efectividad y minimizar el riesgo de caídas. Al caminar, el bastón debe utilizarse en el lado opuesto de la pierna que presenta debilidad. Por ejemplo, si la pierna derecha es la más débil, el bastón debe ser utilizado en la mano izquierda. Esto proporciona un apoyo eficaz y permite que el peso del cuerpo se distribuya de manera equilibrada.
Además, es esencial que los usuarios mantengan una buena postura al usar el bastón. El cuerpo debe estar erguido, y el usuario debe mirar hacia adelante, no hacia abajo, mientras camina. Esto no solo mejora el equilibrio, sino que también ayuda a evitar caídas. Practicar el uso del bastón con un fisioterapeuta o un cuidador puede ser beneficioso para garantizar que se utilice de manera correcta y segura.
El uso de un bastón proporciona una serie de beneficios significativos para los adultos mayores. En primer lugar, mejora la estabilidad y el equilibrio, reduciendo así el riesgo de caídas. Esto es especialmente importante dado que las caídas pueden resultar en lesiones graves, como fracturas de cadera o traumatismos craneales.
Además, el bastón permite a los mayores mantener su independencia, facilitando la movilidad en su entorno diario. Al ofrecer apoyo, los usuarios pueden participar en actividades que de otro modo podrían resultar difíciles, como caminar por el parque o asistir a eventos sociales. Esto no solo mejora su calidad de vida, sino que también contribuye a su bienestar emocional, al mantenerlos activos y conectados con su comunidad.
Aunque el bastón es un dispositivo de asistencia muy útil, es importante tomar ciertas precauciones al usarlo. Por ejemplo, es crucial asegurarse de que el bastón esté en buen estado. Las puntas de goma deben estar intactas y proporcionar un buen agarre, ya que un bastón en mal estado puede resbalar y causar caídas.
También se debe tener cuidado al caminar sobre superficies irregulares o resbaladizas. Evitar situaciones que puedan ser peligrosas, como escaleras sin pasamanos o terrenos inestables, es clave para garantizar la seguridad. Además, siempre es recomendable que los mayores informen a sus familiares y cuidadores sobre su uso del bastón para recibir ayuda si es necesario.
La aceptación del uso del bastón puede ser un desafío para algunos adultos mayores, que pueden sentir que usarlo implica una pérdida de independencia. Para fomentar su aceptación, es importante abordar el tema con empatía y comprensión. Es útil explicarles los beneficios que conlleva el uso del bastón y cómo puede mejorar su calidad de vida.
Además, involucrar a los mayores en el proceso de selección del bastón puede ser útil. Permitirles elegir un modelo que les guste y ajustar su altura puede hacer que se sientan más cómodos y seguros con su uso. También es beneficioso promover la idea de que el uso del bastón no es un signo de debilidad, sino una herramienta que permite una vida más activa y segura.
La fisioterapia desempeña un papel crucial en la correcta utilización del bastón. Los fisioterapeutas pueden ayudar a los adultos mayores a aprender cómo usar el bastón de manera efectiva y segura. Esto incluye entrenamiento en técnicas de marcha y ejercicios de equilibrio que son fundamentales para mejorar la estabilidad.
Además, los fisioterapeutas pueden realizar una evaluación integral del paciente, identificando áreas de debilidad y desarrollando un plan de rehabilitación personalizado. A través de ejercicios específicos, los pacientes pueden aumentar su fuerza y mejorar su equilibrio, lo que puede hacer que la necesidad de un bastón sea temporal o incluso innecesaria en algunos casos.
Aunque el bastón es una opción popular para mejorar la movilidad, existen otras alternativas que pueden ser más adecuadas dependiendo de la situación del paciente. Los andadores, por ejemplo, ofrecen un soporte más robusto y son ideales para aquellos que necesitan más estabilidad. Los andadores pueden ser particularmente útiles para personas con problemas de equilibrio más graves.
Las muletas son otra opción, aunque tienden a ser utilizadas en situaciones más temporales, como en la recuperación de una lesión. La elección entre un bastón, un andador o muletas debe basarse en las necesidades individuales y debe ser discutida con un médico o fisioterapeuta.
El costo de un bastón puede variar dependiendo del tipo y la marca. Los bastones básicos pueden costar entre 15 y 30 euros, mientras que los modelos más especializados, como los bastones cuádruples o aquellos con características ergonómicas, pueden ser más costosos. Es importante invertir en un bastón de calidad que sea seguro y duradero.
Los bastones se pueden comprar en farmacias, tiendas de suministros médicos o en línea. Es recomendable probar el bastón antes de comprarlo para asegurarse de que sea el adecuado en términos de altura y comodidad.
Al elegir un bastón, hay varias consideraciones que deben tenerse en cuenta. La altura es fundamental; el bastón debe estar ajustado correctamente para proporcionar el mejor soporte. Además, el material del bastón es importante; los modelos de aluminio son ligeros y fáciles de manejar, mientras que los de madera pueden ofrecer mayor estabilidad.
También se debe considerar el tipo de empuñadura, que debe ser cómoda y antideslizante. Por último, la base del bastón es crucial para la seguridad; asegúrate de que la punta de goma esté en buen estado y que proporcione un buen agarre en diversas superficies.
El uso del bastón puede transformar la vida de los adultos mayores, brindando el soporte necesario para mantener la movilidad y la independencia. Si tú o un ser querido están considerando el uso de un bastón o simplemente desean obtener más información sobre cómo mejorar la salud y la movilidad en la edad avanzada, no dudes en consultar con los especialistas de Quirónsalud.
Más información:
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Texto elaborado por Mirko Alavena, Neurólogo de Quirónsalud Torrevieja.
Consulta también con nuestros especialistas en geriatría y neurología de Quirónsalud Alicante, Quirónsalud Valencia y Quirónsalud Murcia.
Post Demencias en mayores
Se denomina demencia a una pérdida de facultades mentales debido a un daño del cerebro, y que deriva en una incapacidad para la vida independiente.
Los daños al cerebro pueden tener diferentes causas, aunque en los ancianos las más comunes son las enfermedades neurodegenerativas y las lesiones vasculares.
En este post, los profesionales de Quirónsalud te contamos más sobre los tipos de demencia en personas mayores y consejos para convivir con ello.
Dado que existen muchas enfermedades que cursan con demencia, me centraré en las más frecuentes.
El Alzheimer
Laenfermedad neurodegenerativa más común que cursa con demencia en los ancianos es el Alzheimer, cuyo síntoma principal es la pérdida de memoria.
Inicialmente, se afecta la memoria a corto plazo; pero con el tiempo se van deteriorando otras funciones del pensamiento tales como el lenguaje, el razonamiento, la manipulación de objetos, etc.
Existen muchas otras demencias neurodegenerativas en las cuales la afectación de la memoria no es tan marcada, pero sí la de otras funciones cerebrales. Por ejemplo: la demencia frontotemporal, que afecta el lenguaje y el raciocinio. La demencia de cuerpos de Lewy, que presenta fluctuaciones y alucinaciones, la demencia asociada al Parkinson, la atrofia cortical posterior, la afasia progresiva primaria…
Demencia vascular
También están la demencia vascular, que es causada por infartos y/o hemorragias que destruyen regiones cerebrales dispersas y pueden tener síntomas muy variados que generalmente evolucionan de forma escalonada.
Otros tipos de demencia menos comunes son las causadas por hidrocefalia normotensiva, por lesiones tumorales o hemorragias externas al cerebro, por enfermedades autoinmunes, por enfermedades priónicas, por parkinsonismos atípicos, Wernicke-Korsakoff, etc.
La causa más común es la neurodegenerativa; en la base de enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, la demencia frontotemporal, la demencia de cuerpos de Lewy, los parkinsonismos atípicos, etc. Si bien se conoce que en estas hay depósitos de proteínas anormales que intoxican y destruyen las neuronas, no está claro el origen o desencadenante.
La siguiente causa más común es la vascular, que está relacionada con infartos o hemorragias cerebrales debidos la acumulación progresiva de lesiones en los vasos sanguíneos. Pueden estar relacionadas con factores de riesgo vascular tratables (tensión, colesterol, diabetes, fumar), pero hay también otros factores no modificables.
Otras causas menos comunes son la hidrocefalia normotensiva del adulto, los tumores cerebrales y hematomas externos al cerebro, las enfermedades priónicas, o las enfermedades autoinmunes. También se ve cada vez menos la infección crónica por sífilis.
Un cuadro de demencia se puede diagnosticar con una entrevista breve al paciente. Sin embargo, los casos incipientes ("deterioro cognitivo leve") requieren a veces una evaluación más completa de las funciones cognitivas para poder detectarlos, confirmarlos, y categorizarlos.
Una vez confirmado el deterioro cognitivo, se solicita pruebas de imagen (TC, RMN) y analítica para descartar lesiones tales como tumores, hemorragias, infartos, déficits vitamínicos, alteraciones metabólicas, o infecciones.
Las enfermedades neurodegenerativas sólo se pueden verificar mediante la observación del tejido cerebral al microscopio, lo cual no es posible en vida sin lesionar al paciente.
Actualmente existen pruebas de medicina nuclear (SPECT y PET) y de estudio del líquido cefalorraquídeo (punción lumbar) que pueden detectar tanto la pérdida de actividad en diversas zonas del cerebro, como el depósito de algunas proteínas anormales en este. Mediante estas pruebas se puede tener una mayor certeza al momento de dar un diagnóstico de enfermedad neurodegenerativa.
Depende de muchos factores, incluyendo cosas como la personalidad previa o el entorno.
Algunos afectados de demencia puede ser personas muy dóciles y amables, mientras otros pueden ser demandantes e incluso agresivos. Esto incluso teniendo el mismo diagnóstico.
Por lo general, en el Alzheimer los pacientes niegan la afectación de memoria, pero cometen errores, extravían cosas, llegando a culpar a sus cuidadores. A veces también pueden salir de casa y deambular sin rumbo. Son muy vulnerables a engaños malintencionados. También pueden involucrarse en accidentes domésticos o errores de medicación.
En la demencia frontotemporal se puede dar el caso de personas capaces de refutar y argumentar con información correcta, pero cuya conducta es totalmente inadecuada y a veces incluso peligrosa. Hay casos que llegan a hacer estragos con su patrimonio antes de que se sospeche que tienen un problema.
En la demencia de cuerpos de Lewy, las alucinaciones de personas pueden ser muy preocupantes. Hay fluctuaciones que confunden a los cuidadores, pues pueden intercalar días de aparente lucidez con otros de clara desorientación. También suelen asociar trastornos del sueño, al punto de dormir durante el día y estar agitados por la noche. También es común que tengan problemas de equilibrio y sufran caídas.
Texto elaborado por el doctor Diego Giménez, jefe de traumatología de Quirónsalud Murcia.
Consulta también con nuestros especialistas en traumatología de Quirónsalud Alicante,Quirónsalud Valencia y Quirónsalud Torrevieja.
Las caídas son un problema de salud común entre las personas mayores y pueden tener consecuencias graves. En este post nuestros expertos en traumatología de Quirónsalud
dan algunos consejos sobre cómo afrontar estos incidentes con nuestros familiares.
Las caídas son una preocupación común en el ámbito de la geriatría, ya que afectan significativamente a las personas mayores.
Existen múltiples factores que contribuyen a la alta frecuencia de las caídasen esta población:
Cambios físicos
A medida que envejecemos, nuestro equilibrio, fuerza muscular y capacidad de reacción disminuyen. Estos cambios físicos hacen que las personas mayores sean más propensas a perder el equilibrio y caer.
Problemas de visión
Las alteraciones visuales son comunes en las personas mayores, como la disminución de la agudeza visual, problemas de percepción de profundidad y disminución de la capacidad para ajustar la visión de cerca a lejos. Estos cambios visuales pueden dificultar la detección de obstáculos y aumentar el riesgo de caídas.
Enfermedades crónicas
Muchas enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento, como la osteoartritis, la osteoporosis, el Parkinson, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, pueden debilitar los músculos, afectar el equilibrio y la movilidad, y aumentar el riesgo de caídas.
Medicamentos
Las personas mayores suelen tomar múltiples medicamentos para tratar diversas condiciones médicas. Algunos medicamentos, como los sedantes, los hipnóticos o los fármacos que afectan la presión arterial, pueden causar somnolencia, mareos o desequilibrios, lo que aumenta el riesgo de caídas.
Factores ambientales
Los entornos físicos inseguros también desempeñan un papel importante en las caídas.
Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que una persona mayor sufra una caída. Estos factores pueden ser agrupados en diferentes categorías, que incluyen:
Edad avanzada: Cuanto mayor es una persona, mayor es el riesgo de caídas.
Historia previa de caídas: Quienes han sufrido caídas previas tienen un mayor riesgo de caer nuevamente.
Debilidad muscular y pérdida de equilibrio: La disminución de la fuerza muscular y la capacidad de mantener el equilibrio aumentan la propensión a las caídas.
Problemas de visión: La mala visión, los trastornos oculares y las enfermedades oculares no tratadas aumentan el riesgo de caídas.
Problemas de audición: La pérdida de audición puede afectar la capacidad de detectar y responder a señales de advertencia auditivas en el entorno.
Enfermedades crónicas
Uso de medicamentos.
Factores ambientales:
Obstáculos en el entorno: Alfombras sueltas, cables sueltos, muebles mal ubicados y otros obstáculos en el hogar aumentan el riesgo de tropiezos y caídas.
Suelos resbaladizos: Superficies resbaladizas en baños, cocinas y áreas exteriores sin las medidas adecuadas de seguridad pueden aumentar el riesgo de caídas.
Iluminación inadecuada: Una iluminación deficiente o desigual dificulta la percepción de obstáculos y puede llevar a caídas.
Estilos de vida y comportamientos:
Falta de actividad física: La inactividad puede llevar a la debilidad muscular, el deterioro del equilibrio y la disminución de la movilidad, lo que aumenta el riesgo de caídas.
Consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede afectar el equilibrio y la coordinación, aumentando el riesgo de caídas.
Es importante destacar que estos factores de riesgo no actúan de manera aislada, sino que suelen interactuar y potenciarse entre sí.
Identificar y abordar estos factores de riesgo puede ser fundamental para prevenir caídas en las personas mayores y promover un envejecimiento saludable.
La prevención de caídas en las personas mayores es un enfoque crucial para mantener su salud, seguridad y calidad de vida.
Aquí hay algunas estrategias efectivas para prevenir caídas:
Actividad física regular: Promover un estilo de vida activo y realizar ejercicios que mejoren el equilibrio, la fuerza muscular y la flexibilidad puede reducir significativamente el riesgo de caídas. Actividades como caminar, hacer tai chi, yoga o ejercicios de fortalecimiento son beneficiosas. Es recomendable que las personas mayores consulten con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.
Revisión y ajuste de medicamentos: Es importante que los adultos mayores revisen sus medicamentos regularmente con su médico o farmacéutico, ya que ciertos medicamentos pueden causar mareos, somnolencia o desequilibrio, aumentando el riesgo de caídas. Es posible que se deba ajustar la dosis o cambiar el medicamento si es necesario.
Evaluación y mejora del entorno doméstico: Es fundamental que el entorno en el hogar sea seguro y accesible.
Exámenes de vista y audición regulares: Mantener una buena salud visual y auditiva es esencial para detectar obstáculos y señales de advertencia en el entorno. Realizar exámenes de vista y audición de manera regular y utilizar anteojos o audífonos apropiados si es necesario.
Uso adecuado de ayudas para la movilidad: Si se requiere el uso de bastones, andadores u otras ayudas para la movilidad, es importante que sean adecuadamente ajustados y utilizados de manera correcta.
Dieta y nutrición adecuadas: Mantener una alimentación balanceada y adecuada puede contribuir a la salud ósea y muscular, ayudando a prevenir caídas. Asegurarse de tener una ingesta adecuada de calcio, vitamina D y otros nutrientes esenciales.
Educación y concienciación: Brindar información a las personas mayores sobre los factores de riesgo de caídas, las medidas preventivas y las estrategias para mantener la seguridad puede ayudar a aumentar la conciencia y fomentar comportamientos seguros.
Las caídas en los adultos mayores pueden tener diversas consecuencias que afectan tanto la salud física como la calidad de vida. Algunas de las principales consecuencias incluyen:
Lesiones físicas: Las caídas pueden provocar lesiones graves, como fracturas de huesos, especialmente en la cadera, muñeca y columna vertebral. Estas lesiones pueden requerir cirugía, hospitalización y rehabilitación prolongada. Incluso las lesiones menores, como esguinces y contusiones, pueden limitar la movilidad y la capacidad funcional de la persona.
Dolor crónico: Las lesiones resultantes de una caída pueden dar lugar a dolor crónico, especialmente en las personas mayores que ya padecen condiciones como la artritis. El dolor crónico puede afectar negativamente la calidad de vida y limitar la capacidad para participar en actividades diarias.
Miedo a caer nuevamente: Después de una caída, muchas personas mayores desarrollan un miedo significativo a volver a caer. Este miedo puede llevar a la reducción de la actividad física, el aislamiento social y la disminución de la calidad de vida. Además, el miedo a caer puede aumentar el riesgo de futuras caídas debido a la inactividad y la debilidad muscular resultante.
Dependencia y pérdida de autonomía: Las lesiones graves causadas por una caída pueden llevar a la pérdida de la independencia y la necesidad de asistencia en las actividades de la vida diaria. La dependencia en el cuidado de otras personas puede tener un impacto emocional significativo en los adultos mayores, generando frustración, tristeza y disminución de la autoestima.
Complicaciones de salud adicionales: Las caídas pueden desencadenar complicaciones de salud adicionales, como inmovilidad prolongada, úlceras por presión, infecciones respiratorias y problemas de salud mental, como depresión y ansiedad.
Costos económicos y sociales: Las caídas en los adultos mayores también tienen implicaciones económicas y sociales. Las hospitalizaciones, tratamientos médicos y rehabilitación pueden generar altos costos de atención médica. Además, las caídas pueden llevar a una disminución de la participación social, afectando las relaciones personales y la integración comunitaria.
Tomar medidas para hacer el hogar más seguro es una estrategia efectiva para reducir el riesgo de caídas en adultos mayores. Aquí hay algunas medidas que se pueden tomar:
Retirar alfombras sueltas o asegurarlas con cinta adhesiva de doble cara.
Asegurarse de que no haya cables eléctricos sueltos o en áreas de paso.
Evitar el desorden en los pasillos y áreas de tránsito.
Asegurarse de que haya una iluminación adecuada en todas las áreas del hogar, especialmente en pasillos, escaleras y baños.
Instalar luces nocturnas en los dormitorios, pasillos y baños para facilitar la visibilidad durante la noche.
Utilizar interruptores de luz de fácil acceso y agregar iluminación adicional si es necesario.
Instalar pasamanos seguros en ambos lados de las escaleras, asegurados firmemente a la pared.
Colocar bandas antideslizantes en los escalones para mejorar la tracción.
Mantener las escaleras libres de objetos o desechos.
Instalar barras de apoyo en la ducha, bañera y cerca del inodoro para proporcionar estabilidad adicional.
Utilizar tapetes antideslizantes en la bañera o ducha.
Asegurarse de que los pisos del baño estén secos y libres de agua o humedad.
Colocar una lámpara de noche cerca de la cama para facilitar el acceso a la iluminación.
Asegurarse de que la cama esté a una altura adecuada para facilitar la entrada y salida.
Mantener los objetos de uso diario al alcance fácil y evitar la necesidad de estirarse o subirse a muebles para alcanzarlos.
Utilizar dispositivos de ayuda para la movilidad:
Si es necesario, utilizar bastones, andadores u otros dispositivos de apoyo para caminar. Es importante que estos dispositivos sean adecuadamente ajustados y utilizados de manera correcta.
Utilizar superficies antideslizantes en pisos resbaladizos, como cocinas, baños y áreas exteriores.
Limpiar inmediatamente cualquier líquido derramado o superficie mojada.
Evitar la cera excesiva en los pisos, ya que puede hacerlos resbaladizos.
Fomentar la comunicación abierta entre los miembros de la familia y los cuidadores sobre las preocupaciones y necesidades de seguridad en el hogar.
Realizar revisiones regulares del hogar para identificar posibles riesgos y tomar medidas preventivas.
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Encontrarás información sobre como mejorar la calidad de vida de las personas mayores de mano de profesionales especializados en el tratamiento de las patologías más comunes en la tercera edad. Todo ello con el objetivo de cuidar de su salud y bienestar y la de sus familiares.
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