Quirónsalud
Blog de la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
La migraña es uno de los tipos de cefalea más comunes. Aunque por definición suelen ser muy intensas, no es infrecuente que algunas sean leves, por lo que es un error común considerar todas las cefaleas leves como tensionales. Se trata de una enfermedad crónica (su base poligénica nos acompaña desde que nacemos) y muy discapacitante (la migraña crónica es la segunda causa por discapacidad de todas las enfermedades, al nivel de la ceguera y la paraplejia).
Es muy frecuente, afecta aproximadamente al 15% de la población. Es más frecuente en las mujeres (casi el 20%) y se suele iniciar con la primera menstruación, aunque puede aparecer a cualquier edad, incluida la infancia.
Se trata de un síndrome, es decir. que tiene diversas causas y diferentes manifestaciones clínicas. Aunque el dolor de cabeza es el síntoma más conocido, en realidad la migraña tiene toda una constelación de síntomas que pueden suceder en distintas fases:
·Prodrómica. Suele ser la primera fase de la migraña, puede ocurrir hasta 48 horas antes del inicio de la cefalea. Los síntomas más frecuentes son bostezos, cansancio, problemas de concentración, sensación de lentitud mental, irritabilidad, antojos por algunos alimentos (especialmente dulces), entre otros.
·Aura. Se caracteriza por trastornos sensoriales como puntos ciegos en el campo visual (escotomas), que a veces están contorneados con diseños geométricos simples, líneas en zigzag que flotan gradualmente a través del campo de visión, puntos o estrellas brillantes, cambios en la visión o pérdida de la visión, destellos de luz u otras alteraciones menos frecuentes como hormigueo en una mano o en un lado de la cara, dificultad del habla o del lenguaje. Suele durar desde 20 minutos hasta una hora, pero ocasionalmente se puede prolongar hasta 5 horas.
·Cefalea. Es la fase en la que aparece el dolor de cabeza. Aunque típicamente afecta a un solo lado de la cabeza, puede ocurrir en ambos lados. Típicamente es pulsátil, aunque puede ser opresiva o punzante. Generalmente empeora al mover la cabeza y suele ser intensa. Además del dolor de cabeza, la persona puede experimentar náuseas y/o vómitos, así como aumento de la sensibilidad a los estímulos como la luz, los sonidos y los olores. Esta fase es muy discapacitante, y suele obligar a las personas a acostarse en un lugar oscuro y silencioso. Puede durar horas a días, aunque puede cronificarse y ocurrir a diario.
·Postdrómica. Es la fase de recuperación. Empieza una vez ha terminado el dolor de cabeza. Los síntomas son muy similares a los de la fase prodrómica y muchas personas la describen como una sensación de resaca. Puede durar unas horas a varios días. Cabe aclarar que no todas las personas van a experimentar todas las fases y que éstas frecuentemente se superponen.
El consenso actual es que la causa de la migraña es multifactorial. En general, existe como base un componente genético, por lo que es muy frecuente que las personas con migraña tengan algún familiar que también la padezca. La mayoría de estos genes están relacionados con el procesamiento del dolor y con los vasos sanguíneos, por lo que se considera que la migraña es un proceso neurovascular. Sin embargo, la presencia de dichos genes no es estrictamente necesaria ni tampoco suficiente para desarrollar la enfermedad. En este último punto es donde actúan gran cantidad de factores tanto internos (hormonas, edad, estrés, privación o exceso de sueño), como ambientales externos (frío, calor, bajas o altas presiones atmosféricas) que pueden ser capaces de desencadenar las crisis de migraña.
Si tenemos en cuenta la variedad de síntomas, la compleja fisiopatología, la implicación de factores genéticos, ambientales, y sobre todo la gran discapacidad que puede llegar a producir, es fácil concluir que la migraña es más que un simple dolor de cabeza.
La migraña se clasifica dependiendo de los síntomas asociados y la frecuencia de los episodios, así que tenemos migraña con y sin aura, crónica, episódica, vestibular, hemipléjica, etc. La más incapacitante es su versión crónica, con más de 15 días de dolor de cabeza al mes.
Existen dos tipos de tratamientos para la migraña:
·Sintomático. Se usa para mitigar la crisis de dolor. Se utilizan los anti-inflamatorios como el ibuprofeno o naproxeno y los triptanes. Para que sean más efectivos, es importante tomarlos en cuanto inicie la crisis y no esperar a que se "resuelva sola", una actitud frecuentemente referida por algunas personas. En la consulta de cefaleas tu neurólogo te enseñará a usar de la forma más eficaz cada tipo de tratamiento.
·Preventivo. Cuando las crisis de migraña son muy frecuentes o muy discapacitantes, se precisa un tratamiento de uso diario con la idea de disminuir de forma progresiva la intensidad, duración y frecuencia de las crisis. A día de hoy, se disponen de múltiples opciones, fármacos vía oral, toxina botulínica, anticuerpos anti-CGRP, cada una de ellas con una indicación particular. El inicio de la mejoría puede tardar hasta 12 semanas según el tratamiento, por lo que es indispensable mantenerlo durante dicho tiempo, excepto en casos de efectos adversos.
Adicionalmente, otras medidas no farmacológicas, como realizar ejercicio aeróbico de forma frecuente, mantener horarios de sueño regulares o disminuir el consumo de cafeína y alcohol, han demostrado ayudar a controlar la frecuencia de las migrañas.
Vivir con migraña puede ser una carga francamente incapacitante, ya que puede interferir con tus actividades cotidianas, el trabajo, la familia y la vida social. En la Unidad de Cefaleas de la Fundación Jiménez Díaz enfocamos el tratamiento de acuerdo a las necesidades y características de cada persona teniendo como objetivo mejorar la calidad de vida.
Dr. Alex Jaimes Sánchez
Especialista del Servicio de Neurología
Unidad de Cefaleas
Fundación Jiménez Díaz
(c/ Quintana 11, 4ª planta)
El dolor de cabeza o cefalea es un síntoma muy frecuente en la población y, salvo episodios leves y aislados en el tiempo, suele producir una importante repercusión en la calidad de vida de la persona que lo padece.
En la inmensa mayoría de los casos, las cefaleas no obedecen a una causa grave que comprometa la vida ni presentan alteraciones en las pruebas de imagen cerebral (TAC craneal -o escáner- y/o resonancia magnética). Por tanto, su tratamiento se basa en conseguir la desaparición del dolor, o bien mitigarlo todo lo posible, tanto en su frecuencia como en su intensidad.
En los casos de cefaleas muy esporádicas es suficiente con el tratamiento aislado de cada uno de los ataques de dolor mediante analgésicos o calmantes (tratamiento sintomático).
Sin embargo, cuando la cefalea se hace relativamente frecuente de forma mantenida el cerebro comienza a experimentar una serie de pequeñas modificaciones en las regiones que controlan la percepción y modulación del dolor que favorecen su mantenimiento en el tiempo, motivo por el cual es necesario instaurar además del tratamiento sintomático, un tratamiento preventivo. El tratamiento preventivo, que puede ser en forma de medicación oral diaria, infiltraciones pericraneales de toxina botulínica o bien de una inyección mensual de los modernos fármacos monoclonales (anti-CGRP), persigue precisamente disminuir o revertir estos cambios cerebrales para mejorar la frecuencia e intensidad del dolor y además disminuir el uso de medicación sintomática.
Este último punto es de vital importancia porque desde hace décadas es conocido que la utilización excesiva de medicación analgésica puede tener un efecto perpetuador sobre el dolor de cabeza. Según la última Clasificación Internacional de Cefaleas (ICH-3), editada en 2018, la cefalea por abuso de medicación se define como aquella que tiene lugar más de 15 días al mes durante al menos 3 meses consecutivos en presencia de abuso de medicación sintomática. En el caso de los fármacos específicos para migraña (triptanes y ergóticos, o bien combinaciones de analgésicos) y opioides se considera que deben consumirse durante al menos 10 días al mes, mientras que para analgésicos simples (paracetamol, aspirina) y antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno y similares) el consumo debe superar los 15 días mensuales.
Imagen: Tipos de analgésicos empleados en cefaleas (tratamiento sintomático) A. Analgésicos simples: paracetamol (A1) y metamizol (Nolotil) (A2). B Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) (Naproxeno). C Triptanes (rizatriptan o Maxalt).
La mayoría de los pacientes sufre previamente migraña (en menor medida cefalea tensional u otros tipos de cefalea) y, al aumentar el número de días de dolor de cabeza, con el consiguiente uso de analgésicos sin utilizar un tratamiento preventivo eficaz, ocurre finalmente el llamado "efecto rebote" de la medicación sintomática.
La prevalencia de la cefalea por abuso de medicación oscila en torno al 1-7% de la población general. Es mucho más habitual en edades medias de la vida (40-60 años) y hasta 4 veces más frecuente en mujeres que en hombres. Se han identificado una serie de factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta cefalea:
El mecanismo por el cual se acaba generando este dolor a nivel del sistema nervioso no está completamente esclarecido, pero algunos estudios orientan a un proceso facilitador por parte de los analgésicos sobre las vías que conducen la información del dolor desde las terminales nerviosas al cerebro. Se sabe además que existe una predisposición genética similar a la que ocurre en el desarrollo de otro tipo de conductas adictivas y es frecuente encontrar mayor prevalencia de consumo de medicación analgésica en familiares de pacientes con este problema.
En cuanto al tratamiento, debe basarse en varios puntos clave, siendo el pilar fundamental el cese del consumo de medicación analgésica, precisándose además de la sustitución de los analgésicos habituales por alguna terapia alternativa para evitar la abstinencia a la medicación. Esto se puede realizar mediante medicación oral de forma ambulatoria, o bien intravenosa en hospital de día y no suele ser necesaria la hospitalización. Además de ello, es esencial la instauración de un adecuado tratamiento preventivo y la revisión exhaustiva de todos los factores concomitantes que pueden contribuir a la perpetuación del dolor. En ocasiones la terapia psicológica tipo cognitivo-conductual y el biofeedback pueden ser de ayuda.
Imagen: Algoritmo de tratamiento de la cefalea por abuso de analgésicos (modificado de guías diagnóstico-terapéuticas de la SEN 2020).
Como resumen y puntos importantes a tener en cuenta de este post, debemos hacer hincapié en que tan importante es utilizar un tratamiento sintomático eficaz de los ataques de cefalea como instaurar un tratamiento preventivo en el momento en que sea necesario, con el fin de evitar el uso excesivo de medicación que puede conllevar efectos perjudiciales tanto físicos como psicológicos. Asimismo, la identificación de factores que pueden contribuir o aumentar el riesgo de cefalea por abuso de medicación analgésica es de extrema importancia para poner fin al abuso y evitar recaídas futuras.
Dr. Carlos Ordás
Especialista del Servicio de Neurología del Hospital Universitario rey Juan Carlos (Móstoles)
Los dolores de cabeza los llamamos cefaleas. Es decir, son todos los dolores de cabeza.
Las cefaleas son la tercera causa de años vividos con discapacidad de todas las enfermedades que existen. Por lo tanto, banalizar un dolor de cabeza es, como mínimo, de estar poco informado.
La migraña, también llamada jaqueca (de origen árabe), es un tipo de dolor de cabeza. Las cefaleas las dividimos en primarias (la enfermedad y su causa son las mismas) y secundarias (hay alguna causa conocida que produce el dolor de cabeza). La migraña es una cefalea primaria, seguramente, la más frecuente de estas. Esta división es confusa, pero la entendemos cuando estudiamos las secundarias (por meningitis, por un traumatismo, por un ictus… etc).
La migraña, cuyos conceptos básicos explicamos en este vídeo, es la segunda causa de discapacidad en todo el mundo. La primera en las mujeres trabajadoras. Esto es no solo por su frecuencia entre la población (18% de las mujeres), sino por la enorme incapacidad que produce en la vida diaria. ¡¡Basta ya de pensar que se trata de una enfermedad leve!! No solo lo piensa nuestro entorno, incluso la mayoría de los médicos… también lo asumen los pacientes, y esto es mucho más grave.
La migraña es una enfermedad con base genética. Más de 180 genes descritos en 2023. Esto hace que, si tenemos familiares con migraña, sea mucho más probable que la tengamos. También explica la enorme variabilidad de este cuadro clínico entre personas y en la misma persona a lo largo del tiempo. Son muchos genes, y afectan sistemas muy diferentes. La mayoría relacionados la regulación del dolor y los vasos sanguíneos… pero también las hormonas, el sistema digestivo, etc…
Heredamos estos genes de nuestros padres. Lo que hace más complicada aún la migraña es que estos genes no se expresan igual a lo largo de la vida. La importancia de los factores desencadenantes como el estrés, la falta de sueño, la dieta, los fármacos, etc; influyen en la expresión de estos genes. Esto explica de cada migraña es diferente en cada paciente y en el mismo paciente a lo largo de su vida. cambian los factores desencadenantes y/o la expresión de estos genes.
La migraña se diagnostica por los síntomas. No hacen falta pruebas. Solo hace falta que el médico que vea al paciente conozca los criterios diagnósticos y sepa diferenciarlos. Una Resonancia, y mucho menos un Electroencefalograma, sirve para el diagnóstico.
La migraña es una cefalea en general hemicraneal (no siempre), de intensidad variable (aunque se clasifican como intensas), de características pulsátiles (opresivas, punzantes), que duran más de cuatro horas sin tratamiento y que empeoran con la actividad normal (preferimos estar quietos). Suele acompañarse de nauseas/vómitos y molesta la luz, el sonido o los olores.
Otros síntomas muy frecuentes que no vienen en los criterios diagnósticos (muy específicos, pero poco sensibles), son el mareo vegetativo, el vértigo, alteraciones cognitivas como falta de concentración y problemas de lectura, alteraciones digestivas, alteración trigémino autonómicas (lagrimeo, ojo rojo, rinorrea, etc
La toxina botulínica se recomienda como una opción para la profilaxis de dolores de cabeza en los adultos con migraña crónica (definida como dolores de cabeza un mínimo de 15 días por mes, durante tres meses, de los cuales al menos ocho días tienen características de migraña) y que no han respondido adecuadamente o que son intolerantes a los medicamentos preventivos orales de la migraña.
Ensayos clínicos (Preempt I y Preempt II) cuyos resultados demostraron disminución del número de días con cefalea, duración de las cefaleas y aumento en la actividad diaria de los pacientes condujeron a la aprobación de la toxina botulínica tipo A para el tratamiento preventivo de la migraña crónica.
OnabotulinumtoxinA (OnabotA) es un complejo proteico producido por la bacteria Gram+ anaerobia clostridium botulinum. Su uso se aprobó en nuestro país en 2012 como tratamiento preventivo de la migraña crónica. La toxina bloquea la liberación de neurotransmisores relevantes en la transducción del dolor como el péptido relacionado con el gen de la calcitonina, glutamato y sustancia P. Esto produce una inhibición de la inflamación neurogénica y, secundariamente, de la sensibilización periférica, con lo que se reducen las señales dolorosas periféricas al sistema nervioso central y, de esta forma, se reduce la sensibilización central, que es lo que finalmente explica la cronificación de la migraña.
OnabotA se presenta en forma de polvo blanco para solución inyectable y sólo se debe reconstituir con solución salina normal sin conservantes estéril (cloruro sódico 0,9% solución inyectable):
- Frontal 20 Unidades (4 puntos)
- Superciliar o corrugador de las cejas 10 U (2 puntos)
- Prócer 5 U (1 punto)
- Occipital 30 U (6 puntos), hasta 40 U (hasta 8 puntos)
- Temporal 40 U (8 puntos), hasta 50 U (hasta 10 puntos)
- Trapecio 30 U (6 puntos), hasta 50 U (hasta 10 puntos)
- Grupo músculos paravertebrales cervicales 20 U (4 puntos)
- Rango total de dosis (puntos) 155 a 195 U (31 a 39 puntos)
Numerosos estudios en la practica clínica han confirmado la eficacia de este tratamiento que, además, es bien tolerado, por lo que se mantiene a largo plazo en la mayoría de los pacientes ayudando a mejorar su calidad de vida.
Olga Pajares Pascual
Enfermera
Unidad de Cefaleas
Fundación Jiménez Díaz
(c/ Quintana 11, 4ª planta)
Ya sabemos que la migraña es un trastorno neurológico muy frecuente con una prevalencia del 20 por ciento en mujeres y un 10 por ciento en hombres. Se trata de la tercera patología más frecuente y la sexta causa de discapacidad a nivel mundial. Las quejas cognitivas en nuestros pacientes con migraña son frecuentes. Quejas como falta de atención, dificultad para leer, buscar palabras, recordar imágenes, nombres o palabras. Hasta ahora no se les había prestado suficiente atención, priorizando el síntoma rey de la migraña que es el dolor de cabeza.
Se sabe ya que las alteraciones cognitivas son la segunda causa de discapacidad en la migraña por detrás de dolor. Son muy frecuentes, aunque los estudios que se han realizado evaluando distintas alteraciones cognitivas en pacientes con migraña son contradictorios. Hay unanimidad en que las crisis de dolor alteran la cognición. Hay discrepancia en si ocurren fuera de la fase de dolor. Los estudios clínicos, más específicos, sí las encuentran. Los poblacionales, muchos longitudinales y con gran número de pacientes, no lo encuentran. La experiencia clínica en nuestra Unidad de Cefaleas, sobre todo en pacientes con migraña crónica, es que existe en todas las fases (todo el tiempo), siendo más marcadas durante las crisis de dolor (en las que interviene también los fármacos que se usan para bajar el dolor como los triptanes, que podrían aumentar estos síntomas cognitivos).
Las alteraciones cognitivas que se ven con más frecuencia son alteraciones de la atención y de la velocidad de procesamiento. También son frecuentes alteraciones del lenguaje y de la memoria verbal. Los que producen más incapacidad son los trastornos disejecutivos, esto es, alteración de la memoria de trabajo, planificación y atención mantenida.
Este tipo de alteraciones no se han encontrado hasta la fecha en otro tipo de cefaleas como la tensional o la cefalea en racimos.
La intensidad del dolor, su frecuencia y duración, empeoran estos síntomas cognitivos, aunque en muchos estudios no son dependientes.
Las principales comorbilidades que pueden empeorar estos síntomas pero que por sí solas no explican las alteraciones cognitivas, son la depresión y la ansiedad, muy frecuentes en pacientes con migraña.
Los fármacos que usamos para tratar la migraña también pueden empeorar los síntomas cognitivos. El que más problemas da con diferencia es el topiramato, pero no es el único. Es muy importante revisar bien la mediación y ajustar el tratamiento a cada paciente de manera individualizada.
Este tipo de alteraciones cognitivas que ocurren con frecuencia en los pacientes con migraña, pueden explicar en parte la gran discapacidad que produce este síndrome aun no siendo muy frecuentes el número de cefaleas al mes. Está claro que, si además añadimos una elevada frecuencia, se trata de una muerte en vida.
Blog para informar a los pacientes de novedades y actualización en Cefaleas y dolor craneao-facial. Coordinados desde la Unidad de Cefaleas de la FJD
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